Aquí se lo dije, bajo las condiciones actuales no puede haber “tiro” para la elección presidencial de 2024, eso sólo existe en la narrativa de los aliancistas que perdieron cuatro gubernaturas de las seis.
No les queda de otra que mentir con los números, buscando insertar optimismo en la ciudadanía. Pero los números no mienten: el PRI, el PAN y los restos del PRD hoy gobiernan sólo ocho de las 32 entidades del país. Y se puede poner peor para los tricolores el año que viene en el que podrían perder Coahuila y la joya de la corona, el Estado de México.
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No hay duda de que los gobernadores Omar Fayad Meneses y Alejandro Murat Hinojosa operaron a favor de López Obrador. Hicieron todo para que Morena se instalara en la plaza, sí, con expriistas, que es uno de los falsos consuelos que se escuchan. Insisto, una derrota es una derrota y no hay para dónde hacerse. Estos gobernadores que llegaron cobijados por el tricolor y de larga historia en ese partido ya son considerados como traidores. Aunque el mismo Alejandro Moreno no se ha querido pronunciar, se escuchan voces para su expulsión.
El presidente López Obrador anduvo de gira por Oaxaca y se le vio muy cariñoso, conforme y complaciente con Murat, hasta lo destapó como otra de las corcholatas. Eso sí, no quedó del todo claro si se pronunció porque fuera candidato del PRI o fue una franca invitación a integrarse a las filas de Morena.
Y claro que Murat no le hizo el feo al Pejelagarto para quien sólo tuvo alabanzas por las obras iniciadas en el estado. Para López Obrador es conveniente seguir teniendo a esos que dobló en el PRI para que sigan operando a su favor. No le conviene la desaparición del dinosaurio porque es su contraste, el villano favorito y causante de toda la desgracia del país, su coartada perfecta.
Pronto veremos la reacción de las cúpulas priistas a la postulación de Alejandro Murat como presidenciable y qué le depara el destino al dócil Fayad, de quien se dice se va de México, probablemente a Francia.
Veremos si hay mano dura con los tricolores y su presidente a quien se le vendrá la noche con más presión. Habrá más audios y hasta amenazas mafiosas de Layda Sansores, como aquello de poner en su programa una corona fúnebre, un crespón y la foto de Alejandro Moreno Cárdenas, lo que sea para bajarlo del CEN.
Pero que quede claro, no es una defensa al PRI, sino señalar las actitudes de los que se dicen diferentes y se comportan como pandilleros. Tampoco porque el PRI les pueda arrebatar la presidencia en 2024, sino porque quieren el Estado de México y reducir más al partido que vio nacer a López Obrador, nada que no construyeran con años de corrupción, prepotencia y olvido de la ciudadanía.
La reunión con los expresidentes del PRI será clave. Me comentan que hay división en aquello de pedir la renuncia del tal “Alito”, quien pretende mantenerse en la posición porque argumenta que fue electo de manera democrática.
Todos los que le piden la renuncia no entregaron buenos resultados. En todo caso, son perdedores igual que Alejandro Moreno. La debacle del PRI no comenzó con la llegada de López Obrador, inició en el 2000 cuando (qué bueno), dejó Los Pinos por primera ocasión. Luego regresaron el 2012 más corruptos y eso los dejó reducidos a su mínima expresión… pero mejor ahí la dejamos.
Entre Palabras
Me cuentan que hay una promesa de Claudia Sheinbaum con Omar García Harfuch para convertirlo en candidato para la Jefatura de Gobierno. ¿Será?
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Hasta la próxima.