Señorita 89: El lado repelente de la belleza

StarzPlay, Amazon Prime, Bárbara López, Natasha Dupeyrón, Juan Manuel Bernal, Ilse Salas, Pablo Larrain, Sebastián Lelio, Señorita 89, Lucía Puenzo,

Con el pedigrí que le precede (la dirige y escribe Lucía Puenzo, la misma creadora de ‘La jauría’), y producida por Sebastián Lelio y Pablo Larrain,  Señorita 89’, es una serie interesante, compleja y al mismo tiempo tan o más adictiva que una telenovela de aquellas que hacía Valentín Pimstein (hablando de chilenos en México) 

El primer capítulo comienza literalmente con una explosión: vemos a una concursante (cuyo rostro no se distingue aún) de Miss México arrojarse desde lo alto de un edificio. Su cuerpo azota, espectacularmente, en el toldo de un coche y a partir de ahí, la primera escena logra su objetivo; el espectador ya está atrapado, y no puede despegar los ojos de la pantalla por el resto del episodio (y, sí, el resto de la serie es así). 

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La astucia del guion de Puenzo es que con elegancia mezcla denuncia y melodrama con sexo, drogas y violencia; aunque hay un límite para el sensacionalismo del que se sirve en su narrativa visual para llegar a lo que realmente le interesa explorar: la intersección entre feminismo y belleza, y para ello se vale de un elenco encabezado por Ilse Salas –si hay una actriz selectiva en sus proyectos es ella, y uno sabe cuándo está haciendo algo por pasión (‘Las niñas bien’, formidable y perturbadora película de Alejandra Márquez Abella) y cuándo lo hace por la lana (‘100 días para enamorarnos’) –, Bárbara López, Natasha Dupeyrón y Juan Manuel Bernal.

Ambientada en 1989, la serie sigue  los pasos de las concursantes mientras compiten en el certamen de Miss México.

Para ser parte de la competencia, las chicas (como las llaman los organizadores del concurso) deben completar ciertos programas de capacitación y publicidad en la enorme (y aislada) finca del organizador del concurso, La Encantada.

Los bosques que rodean el lugar son vistosos y también siniestros, cumpliendo el mismo papel que la isla en la archipopular ‘El juego del calamar’: no hay lugar al que las mujeres puedan escapar y ningún medio para hacerlo; están atrapadas luego de firmar un contrato en el que ceden sus libertades personales por el simple hecho de estar en el concurso.

Los contratos no permiten a las mujeres ningún contacto con el exterior, ni pueden estar embarazadas o consumir drogas. Por lo tanto, la manipulación (y no la coerción) es la herramienta principal utilizada para deshumanizar a cada una de ellas, hasta el punto en que no tienen voz ni voto cuando, por ejemplo, son seleccionadas para ser sometidas a la fuerza a dietas, arreglos cosméticos y hasta cirugía plástica. 

A lo largo de la serie, las concursantes son tratadas como objetos de ornato: sexualizadas, manipuladas, engañadas, traicionadas y puestas a competir de manera desleal.

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Así las vemos cómo participan en agotadoras sesiones de fotos (tal vez suena frívolo, pero realmente lo son) y se les entrena como si fueran robots para dar respuestas corteses y banales a todas las preguntas superficiales y pretenciosas que se les hagan. 

En una de las escenas más poderosas de los primeros capítulos, Elena (Ximena Romo) —una joven maestra que está allí para ayudar a las mujeres a preparar sus discursos, y darles un barniz de cultura para que demuestren que valen más que su apariencia— descubre rápidamente que las candidatas son mucho más inteligentes de lo que ella pensaba, creyéndose superior por su educación universitaria. Ella ha aprendido todo de los libros, pero muchas de las concursantes han aprendido de la vida y muchas veces, a la mala.

Del modo en que la serie está estructurada, las  participantes del concurso son presentadas como personajes tridimensionales con sus propios arcos narrativos; no son víctimas indefensas o tontas.

Están en una situación en la que son explotadas por casi todos los que las rodean, pero no están dispuestas a aceptar el maltrato.

Los motivos de las mujeres para participar en el concurso van más allá de ser coronadas como “La Reina”; existen en una cultura sexista en una época de crisis y ésta es una de las únicas formas en que las mujeres pueden adquirir un poco de poder y seguridad económica. 

Por ejemplo, durante una conferencia de prensa, Jocelyn (Leidi Gutiérrez), Miss Chihuahua, aprovecha la ocasión para crear conciencia sobre su hermana desaparecida en Juárez. Sabe que sin la fuerza de los medios y la atención que han generado en ella, se descartaría su tragedia como otro caso del montón.

Algunas de las mujeres, incluida Jocelyn, están dispuestas a llegar a los extremos para obtener algo que se necesita desesperadamente cuando se es una mujer sin muchas opciones en los años 80: empoderamiento. 

Asimismo es desgarrador ver el hostigamiento sexual del que son objetos, pero como señala Lucia Puenzo, este era un comportamiento común en la época y, lamentablemente, como acabamos de ver con el dramático tema de Sasha Sokol, sigue siendo cierto hoy en día. 

Además de la sólida escritura, Señorita 89 contiene una serie de actuaciones poderosas. Así es como la Salas se convierte en la peligrosamente sutil exreina de belleza Concepción López-Morton, que hace un doble juego con las concursantes: por un lado las trata como niñas y también como cheques al portador, aconsejándolas y explotándolas sin que se den cuenta.

Por ejemplo, cuando se descubre que Dolores (Bárbara López) tiene un grave problema con las drogas, Concepción ordena a uno de sus asistentes que le siga dando pequeñas dosis de droga para tenerla controlada, ya que retirarla del certamen causaría un escándalo, mientras que Dolores usa su adicción para lidiar con un pasado horrible que incluye un abuso sexual iniciado cuando era una menor. Lo que hace que esta escena sea tan escalofriante es la calma con la que Salas da la orden para que se destruya a esta mujer vulnerable poco a poco. Así, ella, la antigua Cenicienta, se ha convertido en la Reina Malvada y uno no puede esperar para ver de qué más es capaz este monstruo de ojos verdes.

Señorita 89’ no es fácil de ver debido a su punzante representación de la misoginia, pero es poderosa.

Durante siglos, a las mujeres se les ha dicho que su poder primario (y principal) es la belleza externa.

La serie explora lo que sucede cuando las mujeres se niegan a ser encerradas en jaulas de oro.

Así, debido a que presenta mujeres atractivas que también son fuertes e inteligentes, la serie logra vencer el estereotipo de que está explotando el maltrato de la sociedad hacia las mujeres, al hacer que su victimización sea un entretenimiento. 

De hecho, el drama presenta una serie de puntos feministas muy válidos (aunque aquí no haré spoilers): las aspirantes aprenden a no subestimar la rebeldía, el poder que tienen en sus rostros; así, aún siendo una serie “de época”, la fascinante ‘Señorita 89’ es una propuesta de alta calidad que, pese a estar cimentada en clichés anticuados que han perpetuado estas competencias, también resulta inquietantemente actual. 

Dónde ver ‘Señorita 89

La serie ‘Señorita 89’ lanzará un capítulo cada domingo y la serie completa estará disponible para maratonear a partir del 10 de abril en StarzPlay, que forma parte de la plataforma Amazon Prime.