John Grant y el bebé de Trump

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“Ese es el único bebé que esa perra puede tener”
John Grant / The only baby

Es como un Imagine de John Lennon, pero perverso, es lo opuesto. Con ese piano sencillo que se mete en los sentidos. Mientras la de Lennon pide la unión de la humanidad, la de John Grant expone el avieso futuro de las nuevas generaciones. Sí, parece uno de esos ilusos manifiestos anti Trump y a favor de Joe Biden (como si no se tratara de lo mismo para el resto del mundo), pero más bien describe el presente.

Grant pasa revista a la historia de su país, Estados Unidos, como potencia hegemónica y quien lee las noticias se puede imaginar que ese bebé maldito bien podría ser Elon Musk, quien en 2020 tuiteó ante el golpe de estado en Bolivia:

Hecho que se corresponde a lo que escribe Grant: “Tomaremos cualquier sitio del mapa que mi dedo señale” / Le mostraremos a esos salvajes quién manda, canta en The Only Baby, en un crescendo de efectos sonoros y distorsiones, como si el artista nos estuviera anticipando lo que nos espera con gente como Donald Trump si este logra regresar. 

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“El Partido Republicano ha abrazado el fascismo por completo. Trump aún controla parte del país. Se va a poner muy feo antes de que algo mejore”, expresó Grant al periodista Shaun Curran para The Guardian (24/06/21). Pero Grant es inteligente, pues su sátira no es sólo hacia el expresidente Trump. 

En un país en que en muchos estados de la Unión se está abiertamente en contra de la comunidad LGBT+ y abiertamente día con día los miembros de esas “comunidades alternativas” pierden derechos https://nyti.ms/3tQSADl , las palabras de Grant resuenan con especial fuerza en otra parte de su canción: 

Y rechazaremos a los que no tengan enfermedades cristianas / como cáncer, esclerosis múltiple, falla cardiaca, codependencia Lou Gehring y diabetes, porque, canta Grant, sabemos cuáles vienen de nuestro padre en los cielos y cuáles son diseñadas por “el otro tipo”.

Describiendo imágenes que parecen superar incluso la pesadilla de Trump, sólo es la concepción de un nuevo individuo en el seno de una sociedad que como dice Grant, “te enseña a odiarte”.

Es musicalmente interesante cómo Grant va acumulando intensidad tras cada intervención en que recorre los extremos del “sueño americano”, desde la etapa esclavista, hasta el presente, en que la sociedad global está hundida por la ignorancia y el consumismo.

Esto destruirá sus espíritus y aplastará su sentido del yo / y cuando veamos el efecto que esto tenga, culparemos a la gente misma por ello, canta Grant en un tono cada vez más catastrófico, mientras la música le cubre como una ascensión, acompañada de un avieso coro, de lo peor que le podría ocurrir a la sociedad. 

Y si se quejan, les verteremos océanos de azúcar y drogas hasta arriba / Y entonces pondremos en la televisión a un tipo calvo vistiendo un traje para reprenderlos cuando no puedan parar, analiza Grant el mecanismo de autoculpa y negación del capitalismo salvaje, y así sigue enumerando las que para él “son sólo observaciones”, incapaz de condenar excesivamente, pues su crianza en el seno de una familia conservadora de Michigan se lo impide.

Y es en efecto un canto avieso, que a los cuatro minutos es invadido por una batería programada y una lejana guitarra eléctrica que como simple alusión casi muda, acompaña la canción, como murmullos a punto de morir. 

Y todo desemboca en esa frase repetida hasta la náusea, pues ese efecto es el que busca: Ese es el único bebé que esa perra puede tener, en clara alusión a la conocida misoginia de Trump, pero también a una sociedad que está diseñada para concebir sujetos alienados, ignorantes, llenos de miedo y prejuicios hacia sí mismos y hacia el otro, tal como ocurrió con John.

Y la canción finaliza en una explosión sónica y un caos. Escalofriante en verdad.

Escucha aquí The Only Baby de John Grant:

John Grant, el más temido de Michigan

Dicho por él mismo, John es “el más grande hijo de puta que conocerán”, y eso lo dice en su disco de 2013, Pale Green Ghosts, y de alguna manera queda claro que esa combinación de talentos no es normal.

No sólo es un músico inspirador, con una voz varonil y con presencia, sino que es un escritor brillante, capaz de una causticidad que no se toma demasiado en serio nada (excepto cuando así lo pretende, como en el track ya descrito).

Y algo debe quedar muy claro: Grant es gay hasta la médula (de hecho, es un sol que se consume en su orgullo gay, un integrante perdido de La Jaula de las Locas, como dejó claro en su álbum de 2018, Love Is Magic) y eso no lo resaltamos aquí por nada en especial, sólo imagine el lector que sus hermosas canciones de amor, con esa impactante voz, fueron escritas para otros hombres.

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Y el dato no importaría excesivamente, sino fuera porque John se pasa la vida restregándonos tal idea; es un hombre gay liberado, contento con salir del clóset. 

Y la relación de su biografía, su negación a aceptar su sexualidad, con el presente es la que parece buscar John Grant (Buchanan, Michigan, 1968) en su sexto álbum de estudio, Boy From Michigan (Bella Union, 2021), producido por la también artista Cate Le Bon, que constituye otra serie de experimentaciones electrónicas de Grant, tomando como modelo el synth pop ochentero de Chris & Cosey e incluso en algunos temas (Rhetorical Figure), el ambient más desgarbado a la Eno y el tributo a su Devo interno; o la numérica precisión milimétrica de la banda alemana Kraftwerk (Best In Me).

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John Grant describe en los primeros tres temas parte de su biografía, cómo tuvo que ocultar su sexualidad a temprana edad ante las rígidas costumbres del Este de Estados Unidos, con un padre profesor de escuela dominical que buscaba evitar “que se convirtiera en uno de esos”, en el tema titular Boy from Michigan. O un cálido y tierno recorrido por una feria campirana en pasajes de añoranza, donde resalta el darse cuenta desde la infancia de su verdadera naturaleza, en Country Fair. 

Y luego una de las joyas sónicas del disco, The Rusty Bull, relato en que John Grant equipara un enorme toro de hierro que tenía que pasar cada día en su camino, con la masculinidad que se sentía obligado a asimilar, cuando, por el contrario, desde temprana edad sabía lo que era.

Los tonos brutales y mecánicos de las texturas musicales crean una abominación de los monstruos que han perseguido a John toda su vida. 

La infancia en Michigan, pero la juventud en Oklahoma, donde tiene su primera experiencia sexual gay con Mike, un hombre que se acepta como homosexual; John no puede admitirlo en público y lo aleja, algo de lo que se ha arrepentido siempre; a él le dedica el tema Mike and Julie.

“No puedo huir toda mi vida/ y estaría jodido si dejará que alguien más decidiera lo que soy / o en qué me convertiré”, canta Grant en medio un limbo de efectos electrónicos. 

Vive para contarnos sus aventuras de alcoba en Dandy Star, o sus ideas sobre la sexualización de la economía, cuando entrega una deliciosa sátira en Your Portfolio, en que Grant alude lo mismo a una entrevista de trabajo, que a un voluminoso miembro que hace las delicias de su entrevistador, todo en el tono de cultura empresarial robotizada y fría (y sus terminajos idiotas), que los emprendedores difunden en seminarios.

Así de subversivo y cáustico es Grant, que no teme evocar su obra anterior (como si fuera canon de Star Wars), como en Just So You Know, donde canta: no soy la Reina de Dinamarca, como quedó explicado en mi tercer disco, todo ello rodeado de la innovación tecnológica, del álbum concepto que por fin logró pegar en el mainstream que abomina a alguien satírico y directo (y gay) como lo es John.

El álbum cierra con otra de sus odas al amor, en Billy, donde canta con desesperación y vehemencia, cuando le dice a su amante que se tardó tanto tiempo en escribirle su canción, lapso en que ambos abrazan la autodestrucción, como miembros del culto a la masculinidad, en verdad romántica e inteligente canción para cerrar.

The Boy From Michigan de John Grant es uno de los mejores álbumes de 2021, uno que se revela al escucha con un par de audífonos y si este tiene el suficiente criterio para desentrañarlo sin que intervengan sus prejuicios. 

Por Jesús Serrano Aldape

Jesús Serrano Aldape es escritor y periodista, graduado de la UNAM, licenciado en Ciencias de la Comunicación, se tituló con una tesis sobre el Universo Trágico de David Bowie. Le gustan la música, el cine y los videojuegos, el teatro, los deportes y la política, temas de los cuales ha escrito durante 20 años en publicaciones como Trasfondo, Milenio, Replicante, La Mosca en la Pared, entre otras.