Quizá suene demasiado temerario, pero un minuto con treinta segundos de We Are! puede muy bien ahorrarle a usted el visionado de mil y un capítulos del anime One Piece. Bueno, quizá no, pero le explicarán de qué va todo.
We Are! es el nombre del tema compuesto por el japonés Hiroshi Kitadani para ilustrar el primer intro (u opening, como se conoce en el argot) de la serie de anime One Piece, que el pasado 20 de noviembre llegó a su episodio 1000.
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Un track tan emblemático en los 22 años de transmisión ininterrumpida de la serie, que ha sido reinterpretado ya varias veces a lo largo de los 23 openings de la serie creada en colaboración por Toei Animation y la revista Weekly Shonen Jump. Es esta:
De cuando en vez, Kitadani ha regresado con un tema nuevo para ilustrar la más reciente correría y evolución de los personajes de la serie, y es a esta altura el crooner musical indispensable en toda la aventura, pero en honor a la verdad, el músico, aunque con un gran estilo y garbo, sólo intenta volver a la grandeza que creó en We Are!
Un intro tan pero tan emblemático de esta historia de piratas, que en el episodio 1,000 del anime, y como homenaje, los actuales animadores del serial trasladaron las primeras imágenes de Luffy y compañía al presente en la historia: las mismas situaciones y estilo del animador Kounosuke Uda, con la misma música de Kitadani, 22 años después. Miren:
We Are! es One Piece resumido en lenguaje musical, de tal forma que cuando en unos cuantos años, (bueno, eso si a Toei y a Oda no se les ocurre prolongar su redituable negocio de miles de millones de dólares todavía más), cuando el letrero por fin sea The End, y no el acostumbrado To Be Continued…, sería inconcebible no escuchar la canción con la que Kitadani le dio una identidad al manga más vendido de todos los tiempos.
Esta es una muestra de cómo se debe cantar We are! con Hiroshi Kitadani:
El canto de la libertad
We Are! es una celebración de la vitalidad, de la inventiva, del viaje en donde no importa el destino, si no la experiencia en sí misma, en donde el legendario One Piece (el tesoro oculto por el pirata Gol D. Roger, que aguarda tras recorrer la última isla del Grand Line), no importa tanto, como las vivencias y los amigos obtenidos durante todo ese kilométrico viaje iniciático (aunque en la historia han transcurrido tal vez sólo cuatro años).
Luffy es de hecho en la estructura mítica, un rey de burlas, el tonto del pueblo que parte del puerto para convertirse en el Rey de los Piratas, pero no tiene idea ni siquiera lo que es ser un pirata, sólo anhela la aventura, la libertad y beber y cantar con sus amigos hasta desfallecer cuando por fin lo logre.
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Monkey D. Luffy es un idiota, pero uno con una convicción y energía que se desgasta en existir y vociferar sin temor a extinguirse. Parece tan simple, pero Kitadani transmitió en su tema musical ese gusto por comenzar, por arrojarse sin más al vacío, con valentía y sin miedo al éxito; a grado tal, que si alguien no canta con energía y ganas de desgañitarse We Are!, sentimos que nos está tomando el pelo.

Porque es verdadera maestría musical ese ritmo de percusiones que parece mostrar los preparativos para la travesía, un dinamismo sónico que invita al movimiento y es claramente un comienzo: los amarres del barco, la disposición de las velas, la activación de esa vitalidad, hasta que de pronto ya estamos navegando por las olas con el timón a mano y Kitadani irrumpe en nuestras vidas para ya no abandonarlas nunca (en serio):
Arittakeno yume o kakiatsume
Sagashi mono sagashini yuku no sa- One Piece
Reuniendo nuestros sueños, uno a uno
Iremos a buscar lo que deseamos – One Piece
Una declaración de principios de la temática de Oda en el manga, (que había comenzado en julio de 1997 y ya para cuando Fuji TV transmitió el 20 de octubre de 1999 el primer episodio del anime, el manga ya era todo un suceso), surcada por gimmicks (o ganchos) melódicos muy inventivos que dotan esa desaforada vitalidad y entrega del cantante de una melodía llena de imaginación.
Con el piano que se desliza como llamado y respuesta y que parece ilustrar ese desenfado del dejarse llevar por las olas, (y acorde, en el opening, las imágenes muestran a los Emperadores del Mar, o bestias mitológicas de la saga, fallando por muy poco en embestir a la pequeña embarcación de los mugiwara), en una declaración de principios cuya autenticidad es la espina dorsal de la creación de Oda:
Rashinban nante jyutai no moto
Netsu ni ukasare kaji o toru no sa
Los objetos como una brújula,
Sólo sirven para retrasarnos
Y los metales, con ese aire de Big Band filtrado en sensibilidad J-Pop, uno de los recursos estilísticos de la música de Kitadani, que junto con las guitarras hard rockeras se turnan con el piano para elaborar la respuesta a las líneas escritas, y luego un destello sónico de teclado nos demuestra que ni esta serie ni esta canción son del montón, son pequeñas migas de pan de una idea musical memorable como pocas en su medio.
HOKORI ka butteta takara no chizu mo
Tashikameta no nara densetsu jyanai!
Tomamos el timón, dejándonos llevar por el entusiasmo
Un mapa cubierto de polvo
¡No será una leyenda si lo comprobamos!
Y en esas frases quizá queda expresada, a los ojos de quien quiera ver, la carta bajo la manga que se guarda Oda para el Final de One Piece (si es que eso llega a ocurrir), en donde desde el primer momento nos dijo que la propuesta es el viaje, no el destino, plasmado también por Kitadani en su manejo y entrega de las líricas.
Como una oda a la diversidad, a la colección de anomalías sociales, juguetitos rotos, que hace Luffy para formar su tripulación; puro inadaptado, freaks, “raritos”, en un incomparable homenaje a la diferencia, a sentirse libre en todo momento y a esa perfecta descripción del alma de Luffy: libertad sin cortapisas, desaforada y en ocasiones imbécil; pero libertad, a fin de cuentas, sin rienda. Ideas entregadas con excelencia por el fraseo imponente de Kitadani:
Kojin teki na arashi wa dareka no
BIORHYTHM nokkatte
Omoi sugose ba ii
Cuando estés en tus propias tempestades
¡Súbete al biorritmo de alguien!
No pasa nada porque le des muchas vueltas
Y el que ha acompañado a los sombreros de paja y ya conoce sus andanzas, no puede evitar pensar que lo que han hecho Zoro, Nami, Usopp, Sanji, Chopper, Nico Robin, Franky, Brook y Jimbei, es subirse al biorritmo de Luffy y confiar ciegamente en que el tonto del pueblo se convertirá algún día en Rey de los Piratas.
Y eso es todo. El tema después vuelve sobre sí mismo, entregando la misma estructura hasta llegar a la frase: Estamos en una travesía… y 22 años después, ahí siguen.
El legado de We Are!
We Are! fue el opening en los primeros 47 episodios del anime y sólo cambió al también ya emblemático, Believe, de Folder5, cuando ya la serie se vio obligada para ofrecer variedad.
Pero el abordaje de Kitadani persiste a la fecha, donde la cortinilla inicial funciona como una suerte de catapulta que sirve para bombear la sangre antes del episodio en turno. El tema es esa vitalidad y energía de la que Luffy es capaz cuando está bien alimentado con cantidades industriales de carne, una que la voz y presencia escénica de Kitadani es brillante en representar.
Tan eficiente en reflejar la estructura mítica de la serie es We Are!, que en distintas versiones ha vuelto, incluyendo en el Opening 7, cantado no por Kidani, sino por los hoy queridos actores de doblaje del serial. Y en el Opening 10, en un remix algo falto de ideas nuevas de la boyband TVXQ.
Esta es la versión cantada por los hoy entrañables actores de doblaje:
Kitadani volvería para el Opening 15, We Go!, con otra inyección de energía y estamina en una gran canción, que, sin embargo, sólo intenta emular (hasta en ritmo e idea musical), la genialidad del tema original.
Kitadani participó en los Openings 19 y 22, con los temas We Can! y Over the Top, que han servido para ilustrar otro estadio evolutivo de la tripulación en su travesía interminable, siempre en afán de resucitar, aunque con gran quehacer musical, la sensación de ese primer destello irrepetible que es We Are!
We Go!, el regreso de Kitadani a relatar la evolución de los mugiwara, 13 años después:
Este es el opening 15 de One Piece, We Go!:
NOTA sobre One Piece…
Conocer One Piece puede resultar algo abrumador, ya que son 1000 episodios tan sólo en el anime. El manga lleva una delantera de seis meses a un año con respecto al anime, con la finalidad de que Eiichiro Oda pueda continuar dibujando su historia y los estudios de animación adaptarla.
Con una semana de descanso cada tres capítulos del manga, la serie televisiva no ha dejado de emitirse desde 1999 y no ve problema en crear capítulos de relleno para que el manga descanse y no alcancen la periodicidad del trabajo de Oda y a la vez, la serie siga saliendo en Tv cada semana.
Es un tema controvertido, pues muchos de los mil episodios emitidos podrían catalogarse como vil relleno y no son canon en la historia, por lo que la mención a mil episodios escenciales en la historia, (cuyo manga llegó a 1000 capítulos en enero pasado y está en el 1032 en esta semana), incluye especiales e historias alternas que no siempre han brillado y sólo interrumpen el hilo del argumento principal en una prolongación indefinida de la historia también por obvios motivos comerciales.