Una película que cautivará al gran público por su complejo drama humano, por la impactante actuación de Cate Blanchett, encarnando a la compositora Lydia Tár, y por la capacidad de Todd Field para habitar el largometraje de cuidadas e icónicas tomas; sin embargo, para el amante de la música de cámara, este bien podría ser un parteaguas, nuevo filme fetiche y una carta de amor al sentir y amor musical.
Tár cuenta la historia de la conductora (ficcional) de orquesta, Lydia Tár (Cate Blanchett), la primera conductora femenina de la Filarmónica de Berlín, y sus relaciones humanas, que lleva paralelas a lo que parece una vida de ensueño, pero, spoilers, sólo lo parece. La película debutó en septiembre de este año en el Festival Internacional de Cine de Venecia.
Hay que estar en el ajo melómano para entender el significado de la Quinta Sinfonía de Mahler, que Lydia Tár ensaya para interpretar, para entender sus conceptos de la interpretación y captar en cada minuto de la cinta cómo el ensayo orquestal lo es todo; como “no ser un robot” y poner un poco de talento personal en cada obra ajena es importante.
La disquisición que da Tár sobre Bach a su alumno con tics nerviosos, Max, es una que sin darnos cuenta resume la película (y Field la grabó en una sola impactante toma), que va de los fetiches de Herbert Von Karajan a la realidad del tan desconocido mundo de señas de los directores y Blanchett va del inglés al alemán con una facilidad que da pasmo, habitando un personaje-contradicción que parece siempre tan despiadadamente segura en el escenario -en el ficticio y en el de la vida-, pero tras bambalinas está a punto de desmoronarse cada vez que la vemos.
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Todo lo anterior sirve para comprender que ese sentido parece ser enlazado por Field en algún punto de su película más visualmente rica, con la resaca infernal de creador que siente Guido Anselmi (Marcello Mastroianni) en 8 1/2 (Oto e Mezzo, 1964) de Federico Fellini.
Es sólo que Lydia Tár se encuentra en esa sequía del creador, abrumada por su vida personal, captando con su prodigioso oído el sonido más ínfimo y que le arruina las noches; exigida por sus representantes, por la revista The New Yorker, dándose cuenta que el papel que tiene que interpretar es su vida misma, y cómo eso mismo ya no le dice nada y ni le importa. En lugar de ello, es corrosiva y destruye todo lo que toca. Blanchett refleja una maestría tal que sería raro que no ganara el Oscar a Mejor Actriz por este rol.
Field también utiliza los encuadres y puebla cada instante, desde la primera escena, con sagaces alusiones al propio estado mental de Tár. En unas, los reflejos de su rostro en el espejo, o en las superficies brillantes; en otras, secuencias de una sola toma que en verdad recuerdan, al estilo de Field, las pesadillas de Anselmi. Y fiel a su gusto por personajes que son todo apariencia, el director lleva la película como conductor de orquesta, incluyendo un final que es desconcertante, humorístico y en cierta forma trágico, todo en una sola inolvidable secuencia final.
Tár, por el tema, es deudora además de The Pianiste (La Pianista, 2001) de Michael Haneke, y es una quemadura muy lenta, a ratos casi letárgica, pero en un resumen final, el cinéfilo con vocación y paciencia, se da cuenta que no podría ser de otra forma, pues cada minuto de esta película es como una gota que llena el vaso de un alma indómita y excepcional, pero extraviada, incomprensible, y a ratos realmente cruel. Una gran película.
Puedes verla en algunas salas de cine.
Ve aquí el trailer de Tár:
https://youtu.be/yJQXL7VYic8
Lanzamiento: 28 de octubre de 2022 (Estados Unidos); País de origen: Estados Unidos; Idioma: inglés/alemán/filipino/francés. Director: Todd Field; Guion: Todd Field; Con: Cate Blanchett (Lydia Tár); Nina Hoss (Sharon Goodnow); Noémie Merlant (Francesca Lentini); Julian Glover (Andris Davis); Mark Strong (Elliot Kaplan).
Duración: 2 horas, 38 minutos.