En Venezuela, el Consejo Nacional Electoral (CNE), no ha presentado, hasta este momento, las actas respecto a las cuales dio por vencedor a Nicolás Maduro.
Hasta ahora, mil personas han sido detenidas y al menos 11 han muerto, en el contexto de las protestas luego de que se dieron a conocer los resultados que, a decir de Janine Lincoln, jefa de la misión del Centro Carter, son por necesidad provisionales.
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Es importante destacar que las cifras que ha proporcionado el CNE no se pueden comprobar, ya que no están desagregados por centro de votación.
El diario The Washington Post se dio a la tarea de revisar 23 mil 720 actas, que son alrededor del 80%, y concluyó que Edmundo González, el candidato de la oposición que es respaldado por María Corina Machado, obtuvo el 67% de los sufragios, frente al 30% que alcanzó Maduro. Todo lo contrario, a los anuncios oficiales.
La del Post es una investigación más que oportuna y sirve para que se norme criterio en los pasos que seguirán, en la propia Venezuela, pero también en la región, ya que la estabilidad en ese país es clave para todo el continente.
Buena parte de los analistas coinciden en que la única manera de arreglar el entuerto consistiría en permitir una revisión independiente de las actas, que en realidad son comprobantes que emiten las máquinas receptoras de la votación.
A diferencia de otros modelos, en el venezolano sí se puede seguir el rastro de lo que ocurrió en cada mesa receptora del voto, además de que se tienen, para cotejar en caso necesario, los comprobantes que se depositan en una urna.
Los testigos de los partidos en las mesas tienen los datos sobre lo que ocurrió y es cuestión de ir armando las piezas.
La cuestión es que ni el CNE ni Maduro quieren que haga un examen minucioso, aunque en teoría el presidente se dice dispuesto a la transparencia.
A estas alturas hay muchos elementos que hacen pensar que Maduro perdió la contienda. No es explicable, de otro modo, su reticencia a cotejar y aclarar resultados.
Pero Maduro no va a dejar el poder, y de ahí que sea probable una profundización de la crisis en el corto plazo.
Algo es seguro, Maduro está tocado y amplias franjas de los venezolanos no parecen dispuestos a cejar en el empeño de que los resultados se respeten.
¿Caerá Maduro? Es difícil, en estos momentos, porque tiene el respaldo de los militares y el control de las instituciones electorales y judiciales.
Lo que está por venir es un aumento de la represión contra las disidencias y una estrategia para infundir miedo en la ciudadanía.
Pero es una suerte de ocaso, donde los respaldos internacionales se van reduciendo y lo harán más en la medida en que avancen la crisis y sus conflictos.
Publicado en Forbes México el 6 de agosto de 2024.