Las dos obras maestras del glam trasgresor de David Bowie (1 de 2)

Las dos obras maestras del glam trasgresor de David Bowie (1 de 2)

Para cualquier artista sacar un álbum como Hunky Dory (17 de diciembre de 1971), habría bastado para conquistar la trascendencia. Pero David Bowie estaba en una racha creativa tan plena, que apenas unos meses después entregó una de sus más grandes obras, The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (16 de junio de 1972), una de las mayores integraciones en la historia del rock.

Y ambas obras recientemente cumplieron 50 años, con una muñeca nueva de Barbie ataviada con el look inspirado en el teatro kabuki que hizo famoso Bowie en el video de Life on Mars?, y con el primer documental del artista británico autorizado por los administradores del legado del también actor, fallecido en 2016, víctima de un cáncer de hígado.

El documental, titulado Moonage Daydream, dirigido por Brett Morgen, formó parte de la selección oficial de Cannes 2022 y será estrenado en septiembre en nuestro país. Es el primero en que se autoriza el uso de la música original e incluirá escenas nunca antes vistas, precisamente de la etapa de Ziggy Stardust, que Bowie luchó por enterrar todo el resto de su carrera.

El arte promocional de Moonage Daydream y la muñeca Barbie. En vida Bowie jamás permitió que se crearan ese tipo de productos con su imagen.
La muñeca Barbie. En vida Bowie jamás permitió que se crearan ese tipo de productos con su imagen.

Pero es un largo camino el que llevó a esa consolidación y muerte en el escenario, como veremos.

A la distancia, puede verse claramente la técnica de creación de David Robert Jones, alias David Bowie, en Hunky Dory (1971). Capa sobre capa, es visto como el momento en que su música abrazó una sofisticación y ambigüedad andrógina que se unía cuidadosamente al folk espacial de Space Oddity (1969) y al heavy rock de The Man Who Sold the World (1970), en formas que por fin le dieron una audiencia.

El siguiente paso fue una de las integraciones más influyentes del rock, la tragedia de Ziggy Stardust, en el incomparable: The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders From Mars (1972).

Pero Hunky Dory constituye un paso importantísimo hacia esa consolidación, una declaración de principios estéticos y filosóficos de Bowie, nada menos. Es el music hall, un género musical basado en el piano, tocado nada menos que por el mago del rock progresivo, Rick Wakeman, y el propio Bowie en Eight Line Poem y Oh! You Pretty Things. Pero ya se estaba cocinando Ziggy, porque es la misma banda, los mismos Spiders: Mick Ronson en la guitarra, Trevor Bolder en el bajo y Mick Woodmansey en la batería.

Las canciones tocan temas muy variados. De admonición futura para su hijo, (Changes, Oh!, You Pretty Things, Kooks); el coqueteo con los temas de ciencia ficción distópica (Life on Mars?); la continuación de las inquietudes nietzscheanas de Bowie (Quicksand); la oda a Andy Warhol (Andy Warhol); el homenaje a Bob Dylan (Song for Bob Dylan); el homenaje a The Velvet Underground y a Lou Reed (Queen Bitch) y una canción para su hermano, que finalizó su vida en una clínica psiquiátrica (The Bewlay Brothers).

Portada de Hunky Dory. Bowie sintetizó la estética camp, del mundo real como imaginario estético, en su propia apariencia.
Portada de Hunky Dory. Bowie sintetizó la estética camp, del mundo real como imaginario estético, en su propia apariencia.

Todo es unido por una estética que la difunta Susan Sontag definió una vez como camp*, con esa facilidad para unir retazos de múltiples escenas artísticas bajo una personalidad que se sentía deliberadamente libre, estéticamente amigable y juguetona en Hunky Dory (término que quiere decir “a pedir de boca”).

Era Bowie probando caminos y en ese trance, era como si estuviera aprendiendo a unir todos esos retazos en su personalidad en turno. El gran paso adelante fue darle un nombre de personaje teatral, a toda esa identidad construida y el primer nombre fue Ziggy, que el autor David Buckley definió acertadamente como el “monstruo del kabuki”.

Pero si Ziggy consolidó tanto, sin duda fue porque atrás estaba Hunky Dory. Es impactante que Bowie definiera en la canción Changes, lo que había sido su idea creativa desde su disco debut, el homónimo y súper ecléctico (a grado de no tener rumbo) David Bowie.

Changes dice en medio de las hermosas figuras del piano de Wakeman: “De cómo los otros deben ver al farsante / soy demasiado rápido para tomar esa prueba”. Y con ello, los posteriores cambios de álbum a álbum, quedan más claros, más como estrategia creativa, que como mera ocurrencia del momento.

Escucha Changes de David Bowie en este link:

Prediciendo a Ziggy, a Aladdin Sane a The Thin White Duke, todos ellos futuros personajes. Una personalidad definida por el cambio estético en turno sobre una estructura mítica que de hecho jamás cambió. Es de una creatividad deslumbrante. En Changes también dice a su recién nacido Duncan Zowie Trenton Jones (que terminaría convirtiéndose en el talentoso director de cine Duncan Jones), que es mejor huir de las situaciones y la vida que se mantiene estática, aburrida y sin cambio.

Hunky Dory es de hecho el primer disco realizado por Bowie y las Arañas de Marte, alineación que incluía al portentoso guitarrista Mick Ronson (primero desde la izq.)
Hunky Dory es de hecho el primer disco realizado por Bowie y las Arañas de Marte, alineación que incluía al portentoso guitarrista Mick Ronson (primero desde la izq.)

Era la prédica que Bowie aprendió cuando pasó dos meses de 1967 en un monasterio tibetano de Escocia, atesorando una filosofía budista que dice que permanecer en el pasado es estar muerto. Bowie lo dice en Changes, paralelo a una suerte de moraleja que el autor entrega como si le estuviera hablando a niños pequeños. “Y esos niños en los cuales escupes / cuando traten de cambiar sus mundos / serán inmunes a tus consultas / son completamente conscientes de lo que está pasando”.

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Es subversivo, porque Bowie incluso está conminando a su hijo Duncan a que, si su padre se le ocurriese convertirse en un viejo tonto y aburrido, resistente al cambio, que le diera una patada y huyera como si se tratara de una plaga. Es el tema de otra canción, donde Bowie toca el piano con nociones muy limpias; acompaña lo que sería su voz glam, ala Marc Bolan (el vocalista de T-Rex), con un desplante de estilo: “¡Oh!, tú, cosas bonitas, ¿no sabes que estás volviendo a tu mamá y papá locos?”

Escucha Oh! You Pretty Things de David Bowie en este link:

Al final, Bowie era el adalid de la rareza, la ambigüedad, el tipo que era capaz de ponerse como figura paterna de cientos de rechazados sociales en la salvaje e inhumana economía de posguerra que después devino en el monetarismo de Margaret Thatcher. Por eso jóvenes como Steve Morrissey (The Smiths), Peter Murphy (Bauhaus) y Robert Smith (The Cure), entre muchos otros, corrieron a beber de su influencia tanto musical como de esa imagen cultural peligrosa que legitimaba y hacia genial y voluptuosa la rareza.

Por eso Kooks, totalmente dedicado a su pequeño Duncan, es el que más sintetiza la belleza de Hunky Dory, de aventura y cambio. Vista como el instante en que él mismo invita a su hijo a encontrar su motor en el universo. “Pronto crecerás, así que toma esa oportunidad / con un par de chiflados / enamórate”. Es nuevamente esa idea de que quedarse, no cambiar, es estar desperdiciando la oportunidad de la aventura.

Angie Bowie, David Bowie y Duncan (en la cuna) en 1971.
Angie Bowie, David Bowie y Duncan (en la cuna) en 1971.

Es un manifiesto que abomina la vida predecible. “Te compramos un montón de cosas para mantenerte caliente y seco / y una vieja y divertida cuna en la que la pintura no secará / te compré un par de zapatos / y una trompeta que puedas soplar / y un libro de reglas / de qué decirle a la gente cuando se metan contigo / porque si te quedas con nosotros serás bastante chiflado también”.

Es hermoso que cuando Bowie pronuncia la palabra trompeta, se escucha una en el fondo. Antes de que el manifiesto adquiera un tono trágico con las cuerdas que irrumpen, dándole una belleza notable a la música, del cambio como una constante que hay que aceptar, aunque al padre le duela.

Luego Bowie insta a Duncan a preferir vivir experiencias antes que a matarse por buenas calificaciones. “Y si alguna vez tienes que ir a la escuela / recuerda cómo arruinaron a este viejo tonto / no busques peleas con los abusadores o los canallas / porque no soy policía para golpear a los papás de otros / Y si la tarea te deprime / entonces tírala al fuego / y toma un auto a la ciudad”.

Escucha Kooks de David Bowie en este link:

Kooks sólo refuerza los conceptos de cambio que Bowie enarbola a lo largo de Hunky Dory, en donde cada track es un cambio y planea una investigación musical distinta. Después vendrá la saturnal belleza de Life on Mars?, con su adelanto directo a la obra maestra Moonage Daydream; o la total filosofía nihilista en tu cara de Quicksand; o su imitación de la voz de Bob Dylan, o su adoración a los Velvets, o su homenaje póstumo a su hermano Terry. Pero son historias tan vastas, que te las reservamos para otra ocasión.

La próxima semana festejemos los 50 años del ascenso y caída de Ziggy, no te lo puedes perder, sólo por el Diario Digital Trasfondo.

Referencias

* “La esencia de lo camp es el amor a lo no natural: al artificio y a la exageración”. En otras palabras, ver la vida diaria en términos de estilo, con una sensibilidad sibarita y estética. En Notas Sobre lo Camp, de Sontag, Susan, 1964.

Por Jesús Serrano Aldape

Jesús Serrano Aldape es escritor y periodista, graduado de la UNAM, licenciado en Ciencias de la Comunicación, se tituló con una tesis sobre el Universo Trágico de David Bowie. Le gustan la música, el cine y los videojuegos, el teatro, los deportes y la política, temas de los cuales ha escrito durante 20 años en publicaciones como Trasfondo, Milenio, Replicante, La Mosca en la Pared, entre otras.