Si el mundo fuera un inmueble tendríamos que preguntarnos: ¿quién escoge al administrador? O igual no hace falta porque hay claridad en las funciones de la comunidad.
La fachada tendría que tener el consenso de todos los departamentos, los corredores serían asunto de los departamentos que ahí se ubican, los interiores serían problema de cada departamento, las recámaras de quienes ahí duermen, el comedor de los comensales, las cocinas de quienes cocinan y la calle de todos.
Hay que evitar que un departamento quiera alquilar un espacio que no le pertenece y la injerencia sería válida sólo en ciertas circunstancias, cuando un departamento hace demasiados ruidos. O cuando del interior emana un hedor que afecta todo el inmueble, o cuando cuestiones sanitarias obligan a decisiones colectivas.
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El reglamento interno de un departamento puede ser ejemplar, pero no obligatorio para los demás. Si en un departamento ya no caben o tienen situaciones especialmente difíciles, se vale tocar la puerta de los vecinos y solicitar asilo, pero no meterse a fuerza por la ventana.
Los países que forman parte de la Unión Europea dicen que tienen soberanía compartida, pero parece que España comparte su soberanía con Alemania más que lo que Alemania la comparte con España.
Puedo equivocarme, pero lo que es un hecho es que Gran Bretaña ya no quiso compartirla y los hechos recientes confirman que a su vez una importante porción de Europa absorbe de mayor manera los intereses de Estados Unidos, que los suyos propios, al interrumpir el abastecimiento de gas natural proveniente de la Federación Rusa por gas licuado más caro de América.
Este tema sobresale en estos momentos en que el parlamento europeo nos externa su preocupación por la situación de los periodistas, la libertad de expresión y los derechos humanos en México.
Se dice que las empresas foráneas tienen derecho a exigir un ambiente democrático que garantice sus inversiones, que hay un acuerdo de respeto a los derechos humanos recíproco.
Pero si una entidad exterior nos pone condiciones, al aceptarlas ya no somos tan democráticos puesto que anteponemos la voluntad foránea por encima de la interna o el interés del capital por encima del interés de nuestra sociedad.
O, en su caso, cuando empresas foráneas cuidan mucho los derechos humanos llamados de primera generación y los salarios son bajos, se pierde un derecho fundamental: el de tener certidumbre económica.
¿Qué tan sincera es la preocupación del Parlamento Europeo por nuestra libertad de expresión cuando no han demandado la libertad de Julián Assange por ejercerla? ¿Qué tan sincera es cuando ofertan salarios mucho más bajos que los que se otorga en el país de origen?
¿Será verdad que el asesinato de periodistas mexicanos les quita el sueño? Cuando no se los quitó los efectuados en el Donbass ucraniano ni el aumento de suásticas en su continente. Ni siquiera la falta de prudencia política al hacer miembros de la OTAN a países del este europeo, lo que ha dado lugar a un conflicto que nos puede llevar a la Tercera Guerra Mundial.
Qué tanto les molesta la censura política, cuando han sacado la opinión de Rusia Today (RT), junto a otras opiniones que diversifican el concepto del conflicto en su continente, quitándonos el derecho de construir la nuestra.
Dice en su respuesta el presidente de la República que se comportan como borregos, pero no hay tal. Se comportan como pastores que dicen cuidar a los borregos del lobo, cuando piensan comérselos ellos mismos.
Esto no quiere decir que no sea solidario con los compañeros periodistas. Comparto preocupaciones y enfado por la vulnerabilidad de la prensa en general y más con la ausencia de voluntad para resolver la situación de Notimex, pero hay que tener cuidado de no prestarnos a generar un ambiente de golpe de Estado.
Hay quienes están en contra del gobierno federal porque se identifican con quienes están a favor de los valores del capital privado, y habemos quienes somos críticos de la incongruencia de quienes se autonombran como la Cuarta Transformación.
Lamento como tantos otros la confusión que genera el limitado lenguaje del presidente de la República en que las palabras “conservadores” y “Benito Juárez” hacen eco en sus discursos como si estuviéramos en el siglo XIX.
Y como el que se ríe se lleva, no debieron desaprovechar la oportunidad de solicitar al parlamento europeo más diplomacia y menos armas en el conflicto entre Rusia y Estados Unidos en el que utilizan a Ucrania y otros países europeos.
Repruebo la respuesta del gobierno federal, por lo tanto, me inconforma que el gabinete esté formado más por condiciones de lealtad que de eficiencia.
Reitero que la democracia estimula los méritos de sensibilidad social y no fenotipos u obediencia acrítica, pero no tenemos que dejarnos intimidar por un parlamento compuesto pluralmente, pero que efectivamente tiene muchos parlamentarios que añoran tiempos coloniales.