Fantastic Beasts: The Secrets of Dumbledore: cuando una franquicia se agota

Al final de Fantastic Beasts: The Secrets of Dumbledore (Animales Fantásticos: Los Secretos de Dumbledore, 2022) de pronto uno se pregunta: ¿para qué seguir viendo esto, para engrosar las cuentas bancarias de la Warner?

La película comienza en el mismo garlito de las otras tres, en que el poderoso mago oscuro Gellert Grindelwald (Mads Mikkelsen, remplazando a Johnny Depp) planea apoderarse del Gobierno del mundo mágico.

El único que puede detenerlo es un mago igual de virtuoso: Albus Dumbledore (Jude Law), pero este no puede abandonar Howarts y convoca a nuestro atarantado y adorable Magizoólogo Newt Scamander (Eddie Redmayne) y al querido panadero muggle, Jacob Kowalski (Dan Fogler), para poner fin a los planes de Grindelwald.

David Yates, que se encargó de dirigir las últimas cuatro películas de Harry Potter y las dos anteriores de Fantastic Beasts, trata de profundizar en el universo-franquicia que la Warner da en llamar Wizarding World (Mundo Mágico), al estilo de Marvel, y la trama de Newt Scamander, que estaba pactada a tres episodios, parece ahora una (mala) serie televisiva y cada película un larguísimo episodio.

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Con la Rowling y Yates, de plano capitulando en su intención inicial de crear algo muy distinto a las películas de Harry Potter y depredando ya de plano los mejores instantes de esa mitología que para muchos, que somos hoy adultos, es tan especial en los libros y luego no nos decepcionó (del todo) en las películas.

Hay una visita al pueblo de Hogsmeade, el que está cerca de Howarts y también a la legendaria academia de hechicería, con el room of requirement (cuarto de requerimiento), incluido. Es decir, un constante recurrir al lore de los libros y películas de Potter. Con todo, The Secrets of Dumbledore está más cerca en calidad con la primera entrega de la saga, porque la segunda es un desastre insalvable hasta en los elementos más obvios de su narrativa.

Ya en este tercer filme, Dumbledore toma la batuta, pero, ¿eso es bueno?
Ya en este tercer filme, Dumbledore toma la batuta, pero, ¿eso es bueno?

¡Traigan a un Superhéroe!

Secrets of Dumbledore es una película muy larga, y creo que se dieron cuenta por fin que el protagonista Newt Scamander es un antihéroe que no les va a dar jamás el punch necesario para competir en el mundo de los superhéroes que está en boga, porque el personaje es así: es una anomia social con patas y eso mismo hace de cada filme algo ameno.

Lo que hacen en esta nueva entrega es pasar ya de plano el protagónico a Jude Law, con la personificación del profesor Dumbledore en su madurez. Algo así como que, en términos de los despreciables ejecutivos de la Warner, enviaron la caballería pesada para rescatar a la franquicia.

Hay que apuntar también que esta cuestión de enfatizar la preferencia sexual de una de las grandes figuras del universo de Harry Potter, Dumbledore -que ya la autora había declarado que es gay en 2007- y darle tal realce en la trama, parece, irremediablemente, relacionado con las polémicas declaraciones de la autora, Rowling, sobre la comunidad transgénero a comienzos de 2020.

El furor que desataron fue tal, que hizo que incluso Daniel Radcliffe (Harry Potter), Emma Watson (Hermione Granger), Rupert Grint (Ron Weasley), Eddie Redmayne; y colectivos y asociaciones de la comunidad LGBT+ en la red, la contradijeran, lo cual le causó un daño visible a su imagen. Vista con un poco de cinismo, partes de la trama son una suerte de lavado de cara sobre ese asunto, para purificar a Rowling y que los dólares sigan fluyendo.

La película podría haber durado una hora y media y dejarnos ir sin problemas. Ciertos momentos están ahí sólo para alargarla innecesariamente. En el proceso, hacen que el trabajo de un gran cast actoral se pierda en una enorme pretensión.

Son muchos problemas los que enfrenta. Los personajes ya no aguantan más situaciones y gracias a que la autora ambientó su trama décadas antes del tiempo de Harry Potter, lo que hagan o dejen de hacer, no tiene relevancia. Y peor, Rowling, que sí tiene oficio de escritora, queda a deber porque las motivaciones de sus personajes ya a estas alturas no pueden ocultar que no tienen ninguna finalidad.

Los actores que en verdad han habitado con estilo esos personajes, estarían acercándose a concluir su anécdota a estas alturas, pero como Warner necesita a como dé lugar franquicias interminables, los ejecutivos y Rowling destruyen la poca inteligencia que los sostiene.

La autora J.K. Rowling no sabe cómo salvar a estos personajes de la intrascendencia.
La autora J.K. Rowling no sabe cómo salvar a estos personajes de la intrascendencia.

¿Adiós a Newt, así nada más?

Lo que hace interesante la saga Fantastic Beasts es Newt, su protagonista. Su forma de ser, un espíritu libre, ingenuo, un anómalo social, incapaz de llegar a segunda base (¡todavía!) con su interés romántico, la Aurora Porpentina (Tina), Goldstein (Katherine Waterston), eso es lo que hacía interesante Fantastic Beasts, como inicial trilogía, antes de que quisieran hacer un Universe infinito. Porque Newt aportaba unas dosis de torpeza y de excepcionalidad nerd estilizada y dignificada, en verdad disfrutable, llena de encanto.

Pero ahora la Warner y Rowling parecen haberse desesperado y optan por poner en el centro a Dumbledore, el mago más poderoso del lore potteriano y hasta en el poster oficial Newt pasa a un segundo plano.

Las películas de Harry Potter, al estar basadas en libros, poseían un encanto inteligente, y revelaban a Rowling como una escritora profesional, y mejor aún, sabíamos que su historia iba a terminar algún día, lo cual es el mejor regalo que un autor le puede dar a sus personajes y a su público.

Por años, Rowling respetó el oficio de todo buen escritor cuyos personajes son como sus hijos y no quería continuar una historia en donde ya todo se había dicho y lo que no; pues que se lo imaginen. Eso tal vez, hasta que le enseñaron las carretadas de dinero que se estaba perdiendo. A The Secrets of Dumbledore lo único que le interesa es eternizar la trama.

Se ve que Rowling sí tuvo que volver al pizarrón de diseño, quizá presionada por los ejecutivos, o entendiendo de plano que su historia de la segunda película, The Crimes of Grindelwald (2018) es basura para quemar. Y en la tercera, se hartó de hacer de Credence un personaje central, y quitarle todo ese peso sin justificarlo bien, como en afán de cerrar de una vez esa línea y revelar “una gran trama oculta”, pues no es otra cosa que tomarle el pelo a su lector y eternizar algo que, de inicio, ni siquiera era tan interesante, y ahora menos lo será.

A pesar de que ya pasó a un segundo plano en la trama, Newt Scamander nos regala algunas buenas secuencias de “acción”.
A pesar de que ya pasó a un segundo plano en la trama, Newt Scamander nos regala algunas buenas secuencias de “acción”.

Dumbledore, el gran perdedor

La llegada de Dumbledore como algo más que la suerte de rol secundario que tenía en la segunda película, es un tema muy difícil. Porque es uno de los personajes que le han dado un gran lustre a la saga de Harry Potter. Pero, ¿qué pasa cuando en aras de prolongar la vendimia insulsa de tus personajes y franquicia, comienzas a explicar cosas que habían permanecido como un auténtico mito, que le daban la sal a tu creación, porque eran un misterio? Pues insultas su memoria y la importancia de esos mismos misterios. Es terrible.

Jude Law hace un gran trabajo actoral reflejando a Dumbledore como hombre gay conflictuado. La escena inicial les dice a todos que, de aquí en adelante, quien toma las riendas (de este desastre argumental) es Dumbledore. Y es un gran duelo actoral entre Law y Mads Mikkelsen, en cada gesticulación y mirada, ahí sentados a la mesa. Pero cuando la historia que tratan de salvar estos dos grandes actores es más bien tontorrona, no hay nada qué se pueda hacer.

Aún con todo lo dicho, si el lector sólo se quiere pasar un buen rato, The Secrets of Dumbledore es una película disfrutable, ya que en esta trilogía siempre hay cierta comicidad y alusiones a la idiosincrasia de la vida de los magos, que no falla en arrancar una sonrisa y es parte del talento de Rowling, que ya en los libros de Potter canalizaba un humor bastante distintivo.

Un humor que referencia los encantamientos de las pasadas películas y añade algunos aspectos más. O Dan Folger, que ya imprimió su huella en el papel de muggle, quien, junto a Newt, son el alma de estas películas, porque parecen un dúo de inadaptados y el director Yates sabe darles su importancia y leer su relación en encuadres muy significativos. La aparición, al final, del amor de Newt, Tina, es un toque en verdad enternecedor.

Sí señor Kowalski, usted es una de las razones por las que esta película es disfrutable.
Sí señor Kowalski, usted es una de las razones por las que esta película es disfrutable.

Fantastic Beasts: The Secrets of Dumbledore es una película divertida y con algunos destellos de ingenio. Pero es insincera y un vehículo para alargar la vida de una historia que a estas alturas ya sólo pide un tiro de gracia. No conforme, Rowling amenaza con seguir insultando la memoria del mago más poderoso que concibió su prosa en futuras películas. Una lástima.

La película se puede ver en HBO Plus.

Lanzamiento: 13 de abril de 2022 (México); País de origen: Reino Unido/Estados Unidos; Idioma: Inglés/alemán. Director: David Yates; Guion: J.K Rowling/Steve Kloves; Con: Eddie Redmayne (Newt Scamander); Jude Law (Albus Dumbledore); Mads Mikkelsen (Gellert Grindelwald); Ezra Miller (Credence Barebone; Dan Fogler (Jacob Kowalski); Katherine Waterston (Tina Goldstein); Alison Sudol (Queenie Goldstein).

Duración: 2 horas, 22 minutos.

Ve aquí el tráiler de Fantastic Beasts: The Secrets of Dumbledore:

Por Jesús Serrano Aldape

Jesús Serrano Aldape es escritor y periodista, graduado de la UNAM, licenciado en Ciencias de la Comunicación, se tituló con una tesis sobre el Universo Trágico de David Bowie. Le gustan la música, el cine y los videojuegos, el teatro, los deportes y la política, temas de los cuales ha escrito durante 20 años en publicaciones como Trasfondo, Milenio, Replicante, La Mosca en la Pared, entre otras.