Grandes avances ha logrado el Gobierno Federal en materia de Trabajo. Doblar a los imperios empresariales no es fácil. Solían ser los dueños del país; decidían por encima de todas las autoridades.
En Oaxaca tenemos tres sectores esenciales que emplean a trabajadores: El sector público (PEMEX, CFE, agencias, municipios, dependencias, gobiernos estatal y federal, todos los empleos públicos); empresas grandes, medianas o pequeñas, que emplean dentro del marco de la Ley y ofrecen todas las garantías y prestaciones; y, por último, un sector nuevo en todo el país de empleos informales (pero «legales»), poco sólidos y sobre explotadores como los de las aplicaciones de reparto de comida y Uber, generadores de conflictos con los que no hemos comenzado a lidiar en nuestra entidad, como ha ocurrido Quintana Roo, CDMX y otras entidades.
En el caso del Uber, específicamente, Oaxaca debería ser ejemplo nacional: Los Uber deberían estar regularizados, igual que los taxis tradicionales. A los Uber deberían someterlos a TODOS los trámites, talleres, cursos y engorrosos procedimientos a los que someten a los taxistas tradicionales (He aquí las inconformidades de los taxistas). También se deben dignificar los empleos en los Uber y en los taxis tradicionales, y los de los repartidores de comida (Contrato y prestaciones de Ley).
Los sectores del autoempleo y la producción artesanal y artística también deben ser revisados, porque aquí los trabajadores son explotados igual que si fueran empleados de corporativos diabólicos. En el sexenio pasado, productores artesanales fueron engañados, condicionados para entregarles sus financiamientos y apoyos, explotados y, literalmente, despojados de piezas de sus producciones, «como cobro por el apoyo del gobierno estatal».
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Obviamente, los empleos informales y temporales deberían también estar regulados. No son necesarios trámites colosales. Las nuevas tecnologías nos ofrecen la posibilidad de reducirlos y hacerlos más eficientes para sus registros.