Hicieron gran escándalo mediático para anunciar el magnífico proyecto del Citybús. Se estimaba que, en Uajacalifornia, estaríamos por fin comenzando a modernizar los sistemas de transporte público, y ése sería el plan inicial ejemplar para lograrlo a muy corto plazo, pero una chispa más del anhelo del milagro oaxaqueño se apagó desde muy dentro de las entrañas gubernamentales.
El gobierno estatal de Uajacalifornia fue sometido por los empresarios del transporte público. Los empresarios transportistas hicieron hincar al gobernador sobre su orgullo y dignidad mediocres y débiles. El entonces encargado del proyecto fue despedido porque pretendía hacer cumplir, estricto, los planes y lineamientos originales, con honestidad y responsabilidad.
Y todo sigue igual: Transportistas propietarios de unidades enormes y estorbosas, contaminantes e ineficientes, con conductores groseros, insensibles, irrespetuosos o ignorantes de las mínimas normas de vialidad.
A lo anterior, agreguemos la insensibilidad, torpeza y corrupción de muchas autoridades municipales y estatales, que tiene las calles de casi toda la entidad en el abandono, destruidas, carentes puentes peatonales, de señalizaciones y modernización, con semáforos e iluminación pública que se descomponen y no atienden sino semanas o meses después de ocurrir decenas de accidentes y tragedias.
El gobierno se interesó más por tratar de generar mayores ingresos a través de un programa de reemplacamiento y pago único de tenencia, que en modernizar los sistemas de vialidad, especialmente los de calles de ciudades y pueblos.
Se debió planificar y ejecutar esa modernidad vial, y en el asunto de los impuestos, planear generar impuestos a través de los más ricos (que tienen más de dos coches de lujo y, en otros casos, muchos vehículos empresariales, especialmente los pesados de carga que más dañan las calles y carreteras), en lugar de presionar y acosar a los propietarios de vehículos de menores ingresos, que apenas los mantienen en funcionamiento.
Otro cartón de Benmorín: Sueño lejano
Con la modernización de los sistemas de transporte y vialidad, entonces sí, todos, hasta los más pobres, estarían dispuestos a pagar sus impuestos y tener al día la documentación de sus vehículos. Pero con las malas condiciones actuales se opta por atender los desperfectos ocasionados por baches, boquetes, falta de registros, choques por falta de semáforos, iluminación y señalización, agresiones vehiculares de transportistas irrespetuosos o, peor, la muerte por atropellamiento.