En muchas ocasiones hemos oído hablar de los hongos como un tema trivial, sin embargo, es un tema profundo, ya que los hongos son seres vivos que pertenecen al reino Fungi. El tema es amplio, pero en esta ocasión solo se abordará el género de los hongos psilocibios, también llamados hongos alucinógenos, ya que, contienen sustancias psicoactivas como la psilocibina, la psilocina y la baeocistina.
A este género de hongos también se les llama coloquialmente como “setas mágicas”, “hongos fantásticos”, «hongo de San Juan» y “niño santo”; este último calificativo es conocido porque así los llamaba la curandera y chamana mazateca, María Sabina.
En la actualidad existe el registro que en el planeta hay unas 230 especies de hongos del género Psilocybe. Un dato interesante es que, en México, es el país a nivel mundial, con más especies alucinógenas, se pueden encontrar 54 variedades, pero, en Oaxaca su biodiversidad es tan inmensa que se dan 31 especies de hongos, 27 de ellos son alucinógenos.
De acuerdo con datos, en México los hongos con más relevancia y considerados sagrados del género Psilocybe incluyen especies como psilocybe mexicana, caerulescens, teotlaquilnanácatl, zapotecorum, caerulescens, hoogshagenii, cordispera, cubensis y yungensis.
El Psilocybe mexicana es el hongo más conocido para comer y volar, pero existen otras dos variedades de la misma familia, el Caerulescens, mejor conocido como el “hongo sagrado del gran poder” o “derrumbe” y el Cubensis; este último crece en el estiércol del ganado vacuno. También están la Amanita Muscaria y Amanita Pantherina, conocidas por ser la “carne de los dioses”.
Los hongos alucinógenos fueron utilizados por las culturas precolombinas mesoamericanas, como un puente hacia el conocimiento espiritual. De acuerdo con su cosmovisión, los hongos tanto en las ceremonias religiosas como en los rituales de sanación les facilitaba la conexión con lo divino y la introspección personal. Para ellos simbolizaban la fertilidad, la renovación y la conexión con la tierra.
En la actualidad en Oaxaca existen varios grupo que hacen uso de los hongos alucinógenos, como son los chatinos de San Juan Juquila y Yaitepec; los chinantecos de Quetzaltepec y Quiotepec; los mixes de San Juan Mazatlán, Santa María Coatlán y Santiago Zacatepec; los zapotecos de San Agustín Loxicha y los mazatecos de Huautla de Jiménez; este municipio oaxaqueño es tierra de María Sabina, la sabia de los hongos.
En Oaxaca, los hongos sagrados son ingeridos durante ceremonias para invocar la ayuda de los espíritus en la curación de enfermedades o en la resolución de problemas personales. Este uso ritual de los hongos ha sido objeto de estudio y admiración, ya que refleja una comprensión profunda de la interrelación entre la naturaleza, la salud y lo espiritual.
Existe versiones que indican que integrantes de los Beatles, Mick Jagger, Bob Dylan o Aldous Huxley visitaron a María Sabina, sin embargo, en la actualidad, San José del Pacífico es uno de los destinos más místicos y espirituales en Oaxaca.
En San José del Pacífico, situado en las montañas de Oaxaca, es famoso por el Microdosing, práctica en el que al visitante le ofrecen que consuma una dosis minúscula de hongos alucinógenos para vivir una experiencia inigualable; además, este atractivo está abriendo camino como una experiencia turística única.
San José del Pacífico es conocido por su fuerte conexión con la naturaleza y su cultura indígena rica. Su comunidad se ha dedicado al cultivo y uso ceremonial de los hongos psilocibios durante generaciones. Hoy en día, ofrece una forma segura y guiada de experimentar los hongos alucinógenos a través del Microdosing.
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Sin embargo, es importante señalar que consumir este tipo de hongos, puede generar reacciones negativas; algunos de los efectos secundarios comunes incluyen náuseas, vómitos, ansiedad, confusión, alteraciones del estado de ánimo y percepción y aumento de la frecuencia cardíaca.