Aquí se lo dije, Alejandro Moreno va a buscar por todas las vías quedarse en la dirigencia del Revolucionario Institucional a pesar de los llamados de los exdirigentes, esos mismos que llevan a cuestas parte de la responsabilidad de la ruina de su partido; son responsables en mayor o menor medida de la crisis en la que los sumió el “peñanietismo”.
Luego de trabajar para regresar a la Presidencia en el 2012, muy poco les duró el gusto. Ya para mitad de ese sexenio de Peña Nieto los escándalos los consumían; ahora están marcados por la corrupción y en muchos años no se van a poder quitar la mancha.
En ese afán de guardar las formas en lo que ellos llaman institucionalidad, los priistas terminaron protegiendo a la corrupción del “nuevo PRI”. Ahí quedaron los Duarte, Lozoya, Rosario Robles y otro tanto bajo sospecha de corrupción y no hay para dónde hacerse, por eso los atropelló López Obrador en el 2018.
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Tomó fuerza la frase del Presidente López Oóbrador quien les dijo: “están derrotados moralmente”. Y así parece a pesar de sus lánguidas victorias de 2021 en alcaldías de Ciudad de México y de 2022 en no pasar las reformas a la Constitución. La realidad es que nada de eso hubiera sido posible por sí mismos, necesitaron y necesitan al PAN.
Así que el cuento aquel de que están optimistas porque ganaron dos estados, pero perdieron cuatro, no se les puede creer. El PRI necesita de manera urgente una bocanada de oxígeno porque hasta perdieron el registro en lugares como Quintana Roo. En 2018 gobernaban 14 entidades, hoy sólo son gobierno en dos y el año que viene podrían dejar en cero su marcador si pierden el Estado de México y Coahuila.
Según las encuestas, no están muy lejos de correr la misma suerte que el moribundo PRD que sólo busca que su cúpula siga disponiendo de una cartera con cargo a los impuestos ciudadanos.
Ya se los dijo López Obrador, quien se mofa de los tricolores, que le dejen al tal “Alito” la presidencia del partido, así les harán más fáciles los próximos procesos electorales.
Moreno Cárdenas no es contrincante para López Obrador, quien ya no estará en la boleta en el 2024, pero que trabajará para poner a alguna de sus corcholatas en la presidencia. Es ahí donde los contrincantes del tal “Alito” piden su salida, que presente su renuncia, aunque ninguno tiene autoridad porque son igual de perdedores que la actual dirigencia.
Los que ya levantaron la mano son Alejandro Murat y Miguel Ángel Osorio Chong, quien ha estado estirando los tiempos para descubrirse, pero ya lo hizo: quiere ser el relevo de Alejandro Moreno.
Seguramente goza de algún tipo de blindaje por ser el segundo hombre más fuerte de Peña Nieto. López Obrador no lo nombra en la mañanera o simplemente se maneja con cautela, no se olvidan de que manejó información privilegiada y algunos expedientes debe tener.
Así que Osorio Chong pretende llevar hasta a los tribunales la salida de Alejandro Moreno, quien por cierto se irá mucho antes del proceso electoral de 2024. Además, sigue maltratado por la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, claro, bajo el permiso del inquilino de Palacio Nacional. Si son o no legales los audios filtrados pasará a segundo término con los fiscales a modo con los que cuenta la 4T.
Así que un dirigente débil, bajo sospecha de corrupción, y ahora con ocurrencias de armar a familias para que se puedan defender, pero al mismo tiempo empecinado con la dirigencia y sus intenciones de ser candidato presidencial, al único que beneficia es a López Obrador, a sus corcholatas y de refilón al PAN. De no romperse la alianza para el 2024 ellos llevarán mano; el PRI, en la lona como nunca, ellos construyeron su mausoleo… pero mejor ahí la dejamos.
Entre Palabras
¿La severa crisis por falta de agua en Nuevo León se arregla con un post, Samuel?
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Hasta la próxima.