Ahí, formaditos y en primera fila los tenía disfrutando de su técnica y su punch frente a un rival que también traía su prestigio: Héctor el Macho Camacho. Ahora, en una entrevista de televisión con Yordi Rosado, el otrora imbatible boxeador, Julio César Chávez, relata cómo saboreó su victoria rodeado de la indiscutible crema y nata de los narcotraficantes mexicanos.
Antes de hacer el recuento de esa gloriosa función boxística, celebrada el 12 de septiembre de 1992, el sinaloense deja claro que «yo no me dedico a eso; lo mío es el deporte. En estados Unidos los norteamericanos también lo saben.
A lo largo de su carrera profesional, Julio César Chávez enfrentó a más de 100 boxeadores y en sus 115 enfrentamientos consolidó un legado que lo hizo superar a sus rivales en 107 ocasiones.
El día de la pelea con el puertorriqueño Macho Camacho, , según confiesa, «había como mil años de cárcel».
«Ahí estaban los Arellano Félix, el Güero Palma, Amado Carrillo, el Chapo Guzmán, El Azul Esparragoza y el Mayo Zambada».
«Y todos querían conocerme».
Después de la función, en un lugar que Julio César Chávez no precisa, llega «y yo en el sillón de en medio y todos gua, gua, gua, platicando que cómo estuvo la pelea».
«Y yo andaba bien loco, fue un día había consumido y entonces, desde la pelea del Macho Camacho, hasta que yo me enfadé.
«Y yo andaba bien loco, fue un día había consumido y entonces, desde la pelea del Macho Camacho, hasta que yo me enfadé»
Ya enojado, el ahora cronista deportivo de televisión exclamó:
«Eyyy, cómo chingan, yo lo que quería era perico, me entiendes»
Y ahí estaban los proveedores, Santa Claus, puntualiza Yordi en tono jocoso.
«Había –prosigue el relato de Julio César Chávez–, como 300 cabrones armados y de ellos nadie traía perico y como nadie traía perico» entonces explotó:
«Dije como nadie trae perico me voy a la chingada».
«No, pérate, ahorita te conseguimos, respondieron ellos», relata entre risas el otrora multicampeón.
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Lamentó que a las dos semanas se hayan peleado entre ellos, pero subraya que «como ellos sabían que yo era amigo de todos, a mí siempre me respetaron.
Menciona que la relación siempre fue muy buena con ellos, siempre me respetaron, yo era muy amigo de los Arellano”, puntualizó.
“Me regalaban la droga, diamantes, relojes, me decían ‘es un regalo, cabrón’. Tengo joyas, todavía tengo unos guantecitos que me dio Pancho Arellano, que cuestan 80 mil dólares”, contó.