A sus 81 años, Paul McCartney, acompañado de una impresionante banda de músicos, deleitó anoche en el Foro Sol a más de 60 mil personas que se dieron cita en ese inmueble para escuchar las canciones de siempre y como ya es costumbre, volvió a dar un señor espectáculo.
Los sonidos de canciones clásicas de los Beatles y de él como solista perpetuados por la magnitud física en cada joven, adulto, adulto mayor y adulto en plenitud que asistieron la noche de ayer para disfrutar del concierto de Sir Paul McCartney en el Foro Sol, fueron recompensados con esa mezcla de placer y tristeza, más del primero que del segundo, la melancolía pues, al oír la voz imperecedera de los viejos tiempos, las armonías escuchadas sin interrupción desde la tierna infancia, desde la golpeante irritación juvenil de estar lo más cerca posible de la considerada banda de rock más importante de todos los tiempos.
Con las primeras notas de Can’t Buy Me Love, comenzó la homilía de McCartney. “Hola México, buenas noches Ciudad de México». La voz de Paul McCartney llegó a la dermis, luego después colarse a la epidermis, de ahí trasladarse al torrente sanguíneo y finalmente irrigar el cerebro donde las 80 millones de neuronas de cada uno de los 60 mil asistentes comenzaron a despertar y junto con el nervio óptico comenzar la fruición sonora, el disfrute de volver a tener a Sir Paul delante de nuestros ojos.
También lee: Taylor Swift da romántico beso a Travis Kelce en concierto
«Esta noche voy a tratar de hablar un poquito de español”, dijo Paul. El público, como se esperaba, agradeció el gesto y lo agradeció con rechifla. Ya habían desfilado Junior’s Farm, Letting Go y She’s A Woman. Paul McCartney para ese entonces volvió a dirigirse al público: “Estoy muy feliz de estar aquí con ustedes”.
La velada avanzó y el exBeatle tocó los temas del cuarteto de Liverpool, y con Love Me Do, llegó uno de los mejores momentos; prolongado con Dance Tonight y Blackbird, donde Paul intentó dar algunos pasos de baile y clarín continuando el desfile de instrumentos pasó del piano a la mandolina.