En un hecho que parece espontáneo, el presidente de la República invitó a un grupo de reporteros a que presenciaran la junta de seguridad que todas las mañanas realiza a las 6 de la mañana para recibir el parte de guerra, las cifras de masacres, que ya suman más de 30, y los más de 125 mil muertos.
Los invitó a ser un espectador de cómo la violencia consume al país desde el 2006. Como se suele decir, en política no hay casualidades, y esa visita de comunicadores es para reforzar la narrativa alegre que se dispara desde Palacio Nacional ante el fracaso de la estrategia de seguridad.
Como dice López Obrador en su mañanera, en tiempos de Felipe Calderón se invitaba al bunker de Genaro García Luna para que conocieran su operación, la aplicación de la inteligencia y, según López, salían maravillados del lugar y hablando bien de las decisiones tomadas por Calderón para ir contra el narcotráfico.
Claro que en su momento se criticó y hasta se le puso un contador llamado “violentómetro” y los que hoy son parte de la 4T se regocijaban criticando. Decían que “estaríamos mejor con López Obrador”; hoy se les debería caer la cara de vergüenza.
La anterior columna de Arturo Suárez: La militarización del país va con López Obrador
Insisto en que nada ha cambiado y hoy tenemos muestras diarias de la aplicación del gatopardismo, es decir, parece que todo ha cambiado, pero nada se mueve, o si cambió fue sólo para empeorar. Esa visita de comunicadores para observar la mañanera se da en un marco de violencia pura e incapacidad gubernamental. Ahí está Jalisco y Guanajuato, que tienen territorios que son tierra de nadie.
En los videos se puede apreciar cómo la ciudadanía queda a merced de los delincuentes. A punta de pistola los bajan de sus vehículos y queman establecimientos, sin que se vea ninguna autoridad. Y así arden varios estados del país como Michoacán, Guerrero, Zacatecas y Tamaulipas que están entre los más violentos.
El gran error de Andrés Manuel López Obrador fue dar la orden para que se dejara en libertad a Ovidio Guzmán Loera con la intención de no generar más violencia. Aquí se les apapacha con aquello de los “abrazos y no balazos” y en Estados Unidos ofrecen recompensa de cinco millones de dólares, se saluda a su abuela, y se dice que hay que convencerlos para que dejen esa vida descarriada.
Claro que cuando ellos asesinan, violan, roban, trafican y secuestran, no hay piedad para la ciudadanía que trabaja y vive dentro de la ley. Quien debería ofrecer seguridad se lava las manos. Se dicen humanistas y culpan al pasado de la desgracia que hoy se vive.
Hace mucho que el presidente dejó de ser parte del pueblo, si es que algún día lo fue de corazón. Quizá fue un producto de la mercadotecnia política como el ranchero Vicente Fox o el niño engominado Enrique Peña Nieto.
La población ya le comienza a hacer reclamos, como las madres de las víctimas de desaparición forzada que han aumentado 30 % en lo que va del sexenio. Palacio Nacional está amurallado y el primer cuadro de la Ciudad de México secuestrado por Claudia Sheinbaum para que no se incomode su patrón, que esta desconectado de la realidad igual que sus tres antecesores.
Lo único que vale son las evidencias y López Obrador romperá todos los récords de inseguridad en este sexenio al que le faltan dos años. Al paso que vamos serán de terror, seguiremos atrapados entre los que se sienten dueños del país y los incapaces que se sienten humanistas. De nuevo, insisto, para qué sirve una reunión de seguridad a las 6 de la mañana si sólo se recibe un parte de guerra: no hay acciones, pero sí tamales de chipilín… por hoy ahí la dejamos.
Entre Palabras
¿Caricaturas demandando a comediantes? ¿Qué el grupo de youtuberos de Jesús Ramírez Cuevas demandará al “Privilegio de Mandar”? La denuncia debería ser porque se quedaron cortas las actuaciones…
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Hasta la próxima.