«The Watcher», la peor serie del año

"The Watcher", la peor serie del año

Alguien salve a Naomi Watts. Ella, por lo visto, no puede hacerlo sola. Le urge un nuevo agente, o alguien que de verdad la quiera, en su equipo profesional: hace años que todo lo que hace es de mediocre a espantoso y, la que es una de las mejores actrices de su generación, se desperdicia en basura como «Goodnight Mommy» (dios, qué asco de remake) o en esta serie de Ryan Murphy, el mismo de ‘Dahmer’ y las diversas encarnaciones de «American Horror Story», derivados y conexos.

Aunque supuestamente se basa en hechos reales, «The Watcher» no es para nada  creíble, y se desarrolla como una porción extremadamente mala, aburrida y estúpida de «thriller» de misterio de grado z, que sufre de una ausencia de dirección terrible y algunas actuaciones bastante malas, desperdiciando a espléndidas actrices como Margo Martindale o Mia Farrow, que seguramente necesitaba urgentemente del dinero (no hay otra explicación para que la protagonista de «Rosemary’s Baby» o «La Rosa púrpura del Cairo» haya aceptado aparecer en esta bazofia irredenta).

peor serie del año

En un arrebato estúpido e inexplicables la pareja de Nueva York Nora (Naomi Watts) y Dean Brannock (Bobby Cannavale) trasladan a su familia al baronial suburbio de Westfield, Nueva Jersey, que parece tener un bajo índice de criminalidad, impuestos razonables y casas perfectas. No pueden pagar la enorme y hermosa casa a la que se mudan, pero la compran de todos modos, porque son idiotas y tienen, como todos los idiotas en historias como esta, la esperanza de que las perspectivas de Nora como artista y el puesto de Dean en el trabajo funcionen bien y los saquen a flote. Desafortunadamente, su sueño de vivir felices en los suburbios se ve frustrado por varios factores, uno de los cuales es que están rodeados por la colección más espeluznante de vecinos de clase media alta de Estados Unidos.

Estos incluyen a los del otro lado de la calle son un par de mirones sin pudor, una activista de la preservación con un hermano retrasado que insiste en meterse a la propiedad como Juan por su casa y algunas otras momias. Además de todo esto, comienzan a recibir cartas siniestras y vagamente amenazantes de alguien llamado «El Vigilante» que, como todos los demás, incluida la vieja amiga de Nora y agente de bienes raíces la abusiva y payasa Karen (Jennifer Coolidge), está totalmente obsesionado con la casa, que por otro lado, no es para tanto.

peor serie del año

La trama está escrita con las patas, por no decir otra palabra: es inverosímil y estúpida: para proteger a la familia, y olvidándose de repente de que se suponía que tenían poco dinero, Dean decide instalar un costoso sistema de seguridad que incluye una serie de cámaras que rodean la casa. ¿Pero qué creen? Si bien está feliz de gastar $ 7000 en esta vigilancia, nunca se le ocurre a él ni a nadie más gastar $ 100 adicionales y poner una cámara en el maldito buzón de correo. Ese es solo uno de los muchos agujeros ridículos de la historia salpicados a lo largo de la aburrida y prolongada investigación para rastrear quién es el espía (en el que Nora y Dean se acaban convirtiendo en el pésimo capítulo final. Listo, ya les salvé ocho horas).

Realizada a lo tonto, con algunos valores de producción muy bajos (Nora y Karen se encuentran muchas veces, pero siempre en el mismo restaurante en la misma mesa y con la misma ropa, hello?), el programa se ve obstaculizado aún más por una serie de «giros» ridículos y una confusión subyacente en cuanto a lo que es su naturaleza temática.

Se supone que es un melodrama de suspenso, y presumiblemente está destinado a generar tensión y misterio sobre lo que está sucediendo, pero se presenta sin dirección alguna, con actuaciones a nivel «El Chavo del 8», que se oponen a cualquier sentido de credibilidad o intriga. Tal vez en un intento de animar las cosas, los personajes tienen la costumbre de hacer todos estos comentarios improvisados que suenan como rutinas de stand-up de Álex Fernández o alguien igual de fresa y estúpido, pero que invariablemente fracasan.

En consecuencia, durante gran parte de su desmesurada duración (pudo ser una película de 90 minutos), «The Watcher» se presenta como una serie completamente fallida. La actuación se siente persistentemente fuera de tono, siendo el principal culpable Bobby Cannavale, un actor muy talentoso y versátil que, por difícil que sea decirlo, aquí sobreactúa con total abandono, mientras la Watts parece que no sabe qué pasa y se ve desesperada.

Lo peor de todo es que «The Watcher» anuncia que tendrá un final sorpresa que no sorprende en absoluto. El programa es terrible, una pérdida de tiempo, ¿por qué un crítico como yo se sentaría a verlo todo? Principalmente, para que usted no tenga que hacerlo. Al igual que con muchos otros programas de transmisión mediocres como el repelente «Inventing Anna» llega ese punto en el que tienes que decidir si vale la pena continuar. Por un lado, tienes el poderoso argumento de que hay cosas más valiosas e interesantes que podrías estar haciendo con tu tiempo; por el otro, con horas ya invertidas en esta cosa, sigues con la esperanza de que mejore.

También lee: “Merlina”, el discreto encanto de la mala onda

Eso no sucede aquí, pero ese es el precio que pagas por ser un crítico de la vieja escuela que tiene que ver las cosas hasta el final antes de desecharlas, por eso puedo decir que «The Watcher» es mierda. Son siete horas y media que nunca recuperarás. Véala si se atreve.

«The Watcher» está disponible en Netflix

https://youtu.be/5HDkw100sXQ