La llegada de López Obrador en el 2018 a la Presidencia, sin duda albergó esperanza en que las cosas se harían diferente y para bien. Pronto se disipó la interrogante y no hubo tal combate a la corrupción, ejemplo claro en su sexenio el mega desfalco en Segalmex.
Lo que construyó AMLO fue una narrativa de combate frontal, pero las cosas siguieron igual o peor que en los tiempos de los “neoliberales” en que se dieron los más grandes escándalos de corrupción, que claro, los que hoy gobiernan denunciaban y que bueno, pero ahora todo festejan y justifican.
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A pocos días de que López Obrador dejara el cargo, aceptó que el caso de Segalmex existió. Fiel a su estilo justificó que fue el único y sin culpables protegió a sus cercanos desde el poder como a Ignacio Ovalle.
Esto representa uno de los mayores escándalos de corrupción en la historia reciente de México, se trata de un desfalco de 17 mil millones de pesos que no se sabe dónde fueron a parar.
Esa dependencia fue creada con el propósito de apoyar al campo mexicano y garantizar la seguridad alimentaria. Este organismo, Segalmex, se convirtió en el epicentro de una red de mafiosos bien organizados que robaron a los campesinos.
Las historias de corrupción no son nuevas y cada sexenio tiene la suya. Por cierto, en algunos casos como “La Estafa Maestra”, el “Pemexgate” y el Fobaproa fueron palancas propagandistas de los que hoy gobiernan y se mentaban en la mañanera, pero a la hora de ir por ellos López Obrador mostró su tamaño diminuto.
En un episodio para el absurdo nacional, Mauricio Ibarra Romo ocupará la titularidad de la Fiscalía Anticorrupción en Sonora, ahí con Alfonso Durazo, el mismo que tiró el cargo de secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana para irse como gobernador.
El tal Ibarra Romo fue gerente de Planeación Social y de Recursos Humanos en Segalmex y al ser único aspirante se convirtió en el zar anticorrupción del Estado.
El fiscal general del Estado de Sonora, Gustavo Rómulo Salas Chávez, tomó protesta a Mauricio Ignacio Ibarra Romo como el nuevo Fiscal Anticorrupción de la entidad
¿No qué eran diferentes?
El Pemexgate sacudió los cimientos de la política nacional a principios de siglo, el caso involucró el desvío de fondos de Pemex y puso en evidencia la profunda crisis de confianza en las instituciones y la persistencia de prácticas corruptas.
El escándalo se destapó cuando se descubrió el desvío de fondos a campañas políticas del PRI e incluyendo al PAN que abanderaba la alternancia.
El mecanismo utilizado fue la creación de empresas fantasmas y la simulación de contratos, lo que permitió ocultar el destino final de 500 millones de pesos.
O que tal “La Estafa Maestra” que fue un elaborado esquema de corrupción que operó durante el gobierno de Enrique Peña Nieto y terminó por abrir la puerta de Palacio Nacional a la 4T. Este mecanismo permitió el desvío de fondos públicos a través de una red de empresas fantasma y universidades públicas que se le atribuyó a Rosario Robles, quien ya está en libertad, pero que fue acusada por 5 millones de pesos.
Así que la presidenta Claudia Sheinbaum tiene la posibilidad, ahora sí, de que la lucha contra los corruptos no sea solo de saliva y que vaya contra los responsables del caso Segalmex y que no les den premio. Pero como ya sabemos que se trata de un segundo piso y una calca del anterior pues no saben barrer las escaleras… pero mejor ahí la dejamos.
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Hasta la próxima.