En Palacio Nacional debe haber mucho enojo por lo que sucedió en la Cámara de Diputados y la Reforma Eléctrica, que no pasó. Hoy le cobra la factura la soberbia y la división sembrada durante la primera parte de su gestión, donde tuvo la mayoría calificada en el Congreso.
No les alcanzaron los votos para aprobar la “Ley Bartlett” a pesar del despliegue de cabilderos, de los cochupos repartidos (en el pasado como hoy), de las amenazas o premios. La oposición le dijo a López Obrador un NO rotundo.
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Y parece que eso ya lo tenía presupuestado López Obrador: ahora será culpa de sus adversarios el fracaso de su sexenio, una coartada más que debe sumarse a la pandemia por la Covid-19, que ha dejado 323 mil 938 muertos. Ya lo dijo: “nos cayó como anillo al dedo”.
También mencionó que “íbamos muy bien, pero se nos vino la pandemia”. Esos serán los justificadores perfectos para la falta de resultados. López sabía que en la elección intermedia había perdido la posibilidad de mover por completo a los legisladores que le pasaron sus reformas sin cambiar una coma, por eso hubo gran molestia en dicho proceso electoral.
La elección intermedia, los 16 millones (y no los 31) que votaron en la Revocación de Mandato, debe ser considerada como un acicate para el presidente López Obrador y su 4T, que se comportan como si tuvieran la verdad absoluta sobre los temas nacionales, como dueños del país. Poco a poco se va acotando el poder del mandatario, lo van abandonando sus cercanos porque se viene la sucesión presidencial.
El resultado de la votación en la Reforma Eléctrica debe ser el despertar de la oposición que se la debe a la ciudadanía por tanto daño que hizo en el pasado como los priistas y panistas.
Para ellos puede ser el fortalecimiento de la alianza que buscará la presidencia en el 2024. Si lo aprovechan se puede poner el piso parejo porque viene la debacle de López Obrador, que no es lo mismo que popularidad. Claro que enfrentarán a un personaje más radical, más violento y con la tentación de la represión a flor de piel.
La Reforma Eléctrica concluyó con 275 votos del bloque Morena, Partido Verde Ecologista y del Trabajo a favor y 223 del Acción Nacional, Revolucionario Institucional, Movimientos Ciudadano y de la Revolución Democrática en contra; hubo cero abstenciones. El proyecto se quedó a 57 de los 332 necesarios para ser acreditado.
Los contras ya aprendieron el camino. Así como no aceptaron la Reforma Eléctrica, no le van a pasar su reforma al INE, que se traduce en sujetar al árbitro electoral para el proceso de 2024, infiltrarlo con sus incondicionales como en las Cámaras y hasta la SCJN, destruyendo la institucionalidad de quien le dio legitimidad.
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Tampoco le van a aprobar la reforma que busca que la Guardia Nacional pase definitivamente al mando de la milicia, cuando ya tiene un militar en la dirección. Aunque sea en retiro, a López y los suyos se les olvidó que no querían más militarización y que gobernando él en seis meses regresarían a sus cuarteles.
Como dice el presidente, “fuera máscaras”, unos y otros se muestran como son, unos y otros tienen y tuvieron intereses particulares más que los de la ciudadanía. Se sepultó la Reforma Eléctrica y el presidente está dolido. La historia y el tiempo pondrá a cada quien en su lugar… pero mejor ahí la dejamos.
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