Cosas de la vida. El calendario obliga a una prueba de alta complejidad para la oposición en 2023. Dos estados que no conocen de la alternancia en el poder irán a las urnas: Coahuila y el Estado de México.
Son bastiones del PRI, hasta ahora, infranqueables. Ahí se decide, en gran medida, el escenario del 2024, las posibilidades o no, de dar pelea.
En Morena tienen una idea muy clara de lo que está en juego y cuentan con más posibilidades de sacar adelante las candidaturas sin rompimientos importantes. La alianza Va por México, quién sabe, y paradójicamente no por las diferencias ideológicas y de proyecto de quienes la conforman, sino por sus pleitos internos.
El fin de semana es un bosquejo de lo anterior. Los morenistas realizaron una exhibición de fuerza en Coahuila, en el municipio de Francisco I Madero. Acudieron tres de los aspirantes presidenciales, Claudia Sheinbaum, Adán López Hernández y Ricardo Monreal. Marcelo Ebrard no acudió porque se encuentra recuperándose del Covid-19.
El senador Monreal decidió mantenerse en el juego interno de la 4T, que sabe muy riesgoso para él, pero en el universo opositor son tantos los problemas y dilemas que parece poco viable, por momento.
En Saltillo, la capital coahuilense, el PRI estableció una narrativa de que no dejarán perder la plaza. El gobernador, Miguel Riquelme, marcó distancia con sus ex compañeros de partido que ahora son diplomáticos. En Coahuila nadie bajará las armas. Eso dicen y hay elementos por creerles, porque ahí se juegan demasiado.
El problema, lo que inquieta, es lo que ocurre en Insurgentes Norte, donde Alejandro Moreno resiste la tempestad en dos frentes, el que viene de la 4T y el frente interno.
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Mal asunto para un momento en que toda la energía debería estar concentrada en la generación y la operación de una estrategia viable para lo que se viene en los próximos meses.
Tiempos interesantes, dirían algunos, y urgencias que se van sumando para alejar el horizonte de lo que en teoría debería importar más.
Y falta el Estado de México, las piezas que se tendrán que acomodar de uno y otro lado, con costos que pueden ser definitivos. Menudo dilema y en ese terreno, Morena también lleva ventaja, por ahora.
