Moonage Daydream es un documental sobre David Bowie, el personaje principal del artista británico David Robert Jones, que tiene más que ver con la experiencia de su creación, que con un puntual recuento de su vida. En algún momento, cuando Bowie, quien falleciera de cáncer el 10 de enero de 2016, fue cuestionado sobre una posible biografía, el enigmático creador contestó que de hacerla, tendría que escribir muchas y todas contarían una historia distinta.
Por eso, el enfoque de Morgen resulta el más respetuoso de la secrecía que mantenía Bowie, pues en vida no autorizó documentales sobre su vida y mucho menos hubiera permitido un biopic al estilo de los recientes de Freddie Mercury (Bohemian Rhapsody, 2018); Elton John (Rocketman, 2019) o Elvis (Elvis, 2022), y al momento, el tenebroso ente que administra el legado del artista, tras su muerte, no ha autorizado uno. El filme formó parte de la Selección Oficial de Cannes este año.
Morgen, conocido por su documental sobre Kurt Cobain, Cobain: Montage of Heck (2015), tuvo acceso completo al archivo de material recopilado por el mismo Bowie y sus allegados en un lapso de 30 años, pero la condición fue que tenía que presentar el filme como su visión particular. El director estadounidense pasó más de cinco años seleccionando el material y confeccionando el montaje.
Pero contar con la música del artista es algo que ningún documental no oficial anterior o biopic había podido conseguir. En 1998, Michael Stipe, vocalista de R.E.M., coprodujo la película de Todd Haynes, Velvet Goldmine (el título de una canción de Bowie), pero no obtuvo la autorización de este para utilizar el nombre y la música del británico.
En 2020, Gabriel Range dirigió Stardust, un filme biográfico sobre la etapa glam de Bowie, interpretado por Johnny Flynn, pero no contó con la música del artista. Moonage Daydream funciona muy bien porque utiliza la música original e iconografías de Bowie en formas muy creativas.

El principio y el final
Desde el comienzo, Morgen crea un uróboros (un ciclo), cuando utiliza en un logrado collage visual, la mezcla sónica proveída por nada menos que Tony Visconti, el productor de la mayoría de los discos de Bowie, incluyendo los últimos de su carrera. Al unir la música del último disco, Blackstar (2016), con las alusiones sobre el espacio que nutrieron su etapa más influyente, en los setenta, el documentalista crea en cada segmento un instante de Bowie como una misteriosa fuerza creativa venida del espacio exterior y regresada a la inmensidad estelar hacia el final del metraje.
Luego interrumpe ese trance y salta de lleno a una presentación de Ziggy Stardust, el principal engendro de su época glam, que curiosamente es un alienígena rockstar venido del espacio. Es la técnica que utiliza Morgen en un puñado de ingeniosos montajes, guiado por la voz de Bowie, recopilada de famosas entrevistas, en donde lo que importa es la filosofía de vida, la técnica artística empleada, las propias alusiones de Bowie a sus tiempos y a su conceptualización de la vida como creación.
Por ningún lado el espectador encontrará términos como folk espacial, o rock glitter, o el plastic soul de su etapa con Luther Vandross que quedó plasmada en Young Americans de 1975, y aquí Bowie no proviene de Broomley, en el sur de Londres, sino “de un suburbio” indefinido en el tiempo y el espacio. A Morgen no le interesa mostrar la historia, el drama exacto de la persona, sino el mito creado por el esteta.
Morgen denota su conocimiento exhaustivo del drama bowiano con sus collages audio visuales que, si no nombran los términos, sí los escenifican y los hacen tangibles en una explosión de elementos en pantalla que, con el cuidadoso audio espacial, brindan al cinéfilo la música de Bowie como una experiencia. Con Bowie como narrador de los pasajes de la búsqueda constante que lo llevó a ser un artista multidisciplinario, pero incapaz de mostrar sus pinturas en público, hasta ya muy avanzada su carrera, pues se sentía inseguro de su dominio sobre el medio.
El realizador une las imágenes creadas por Bowie en un gran número de disciplinas artísticas sin respetar cronología alguna. Salta de una época a otra y reserva muy poco material a los trabajos de mediados de los noventa y el resurgimiento importante que constituyó Blackstar, disco aparecido dos días antes de su deceso.
El documental incluye material inédito, pero no todo es relevante. En algunas ocasiones, tomas de cámara nunca antes vistas, que sólo aportan un valor anecdótico. En otras, sin embargo, como la sesión de filmación del videoclip de Samuel Bayer, a la canción de The Heart’s Filthy Lesson, en 1995, muestran a un Bowie nutriéndose del performance que dio a luz a su etapa de mediados de los noventa, que hoy se revela como una muy fructífera y trascendental a la distancia.

Instantes memorables
De una forma audaz, Morgen intercala Rock And Roll Suicide, cantada en vivo en 1973, con el engendro carilindo, fit y de cabello amarillo que trajo a la vida Bowie en 1983, cuando este quería venderse como la Coca-Cola y aparecía en anuncios de Pepsi. Al contrapuntear la imagen enferma, pero paradigmática de un Bowie en la cúspide de su poder creativo, con la de un artista “sano”, pero con su mente en las “alturas Hollywoodenses”, Morgen otorga a su documento un cariz bastante crítico.
Aunque el realizador desperdicia el auténtico drama de Bowie, apunto de ceder ante una sobredosis de heroína, recolectando frascos de su orina y pintando signos del Talmud en el piso a mediados de los setenta; un efecto dramático que luego lo llevó al renacimiento en Berlín, a los brazos de Brian Eno. Aquí podría pensarse que el ente que resguarda la propiedad de Bowie, le privó a Morgen de un gran momento, o bien, él así lo prefirió.
El final, donde se unen las imágenes de su último disco Blackstar, con la música de Memory of A Free Festival de 1969, una hermosa canción de éxtasis y elevación hippie, es un colofón perfecto para Moonage Daydream, que evita los detalles de un deceso trágico (aunque también el genial teatro con el que se despidió el Hombre que Cayó a la Tierra) y nos deja abandonar la sala en una forma optimista.

Moonage Daydream es un documental que sólo los que aman sin recato la obra de Bowie entenderán en todas sus aseveraciones y limitaciones. Al espectador casual, Morgen le entrega un documento experiencial para suscitar su fascinación por la obra y el personaje e instarlos a convertirse con el tiempo en miembros de ese club de freaks que aún añora a su profeta.
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El documental se disfruta más en una sala IMAX, donde el éxtasis artístico, el carisma, y en esencia, lo que era este enigmático creador, invadirá, inquietará, desesperará y finalmente conquistará en formas insospechadas a un espectador paciente.
NOTA: Fiel a la práctica marvelita, si esperan a que pasen todos los créditos, recibirán una gran sorpresa del Delgado Duque Blanco.
Ve aquí el tráiler de Moonage Daydream:
Lanzamiento: 16 de septiembre de 2022 (México); País de origen: Alemania/ Estados Unidos; Idioma: Inglés. Director: Brett Morgen; Guion: Brett Morgen; Con: David Bowie (material de archivo).
Duración: 2 horas, 15 minutos.