De nuevo Michoacán

Palabras Más || El estado, escenario de una violencia imparable, se vuelve a poner en el candelero por el fusilamiento de 17 personas

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Cien años de injusticia
no hacen derecho.
Georg Wilhelm Friedrich Hegel

Desde hace muchos años Michoacán no tiene paz y sus habitantes viven con miedo. El lugar ha sido escenario de una violencia imparable, de imágenes dantescas de descuartizados y colgados, y del surgimiento de grupos organizados que luego se metieron como la humedad a otros estados.

Separación de organizaciones criminales y que no han podido contener ni los panistas en tiempos de Felipe Calderón, ni el nuevo PRI de Peña Nieto, ni los perredistas como Lázaro Cárdenas Batel, Leonel Godoy o Silvano Aureoles, ni tampoco los morenos, es decir López Obrador y sus “abrazos no balazos”. La situación es cotidiana y se ha normalizado.

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Cuando Felipe Calderón llegó a la presidencia y López Obrador puso la duda pública de la posibilidad de un fraude, buscó por todos los medios legitimar su mandato y lo encontró en la declaración de la guerra contra el narcotráfico. Ese ha sido su estigma que lo perseguirá hasta sus últimos días.

Así, en diciembre de 2006 envío más de cinco mil efectivos entre militares y policías para poner freno a la producción, venta y trasiego de enervantes. Estaba claro: si no podía poner paz en su estado natal, menos podría con el país.

La incapacidad de Calderón se impuso y en términos bélicos perdió territorios. Hay lugares en que desde entonces no hay autoridad. Ante tales acontecimientos, parte de la población optó por armarse, convertirse en autodefensas, hacer el papel que el gobierno no cumplía, claro que también al margen de la legalidad.

En ese mismo sexenio se dio a conocer una posible relación entre la hermana del presidente, “Cocoa” Calderón, y Servando Gómez Martínez, conocido como “La Tuta”, líder de Los Caballeros Templarios y ex líder de La Familia Michoacana. El motivo: pedir favores para candidatos; así lo documentó el periodista Jesús Lemus Barajas y la grabación de las llamadas están en las redes sociales.

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Luego con Leonel Godoy como gobernador, se realizó uno de los peores atentados en el país. La noche del Grito de Independencia de 2008, delincuentes lanzaron dos granadas de fragmentación en el centro histórico de Morelia, mientras Godoy estaba en el balcón central. En el lugar murieron nueve personas y 130 quedaron lesionadas; ese narcoatentado se fue al archivo de la impunidad.

Al siguiente año, la Procuraduría General de la República, al mando de Eduardo Medina Mora, por medio de la Policía Federal Preventiva y del Ejército, detuvo a 11 presidentes municipales, 16 funcionarios del gobierno estatal y un juez del estado. Se les acusó de presuntos vínculos con el crimen organizado. Pronto se cayó el teatro y uno a uno fueron recobrando su libertad. El “Michoacanazo” le resultó contraproducente al gobierno más violento que ha tenido el país.

Luego, con Enrique Peña Nieto, la historia no cambió, sólo los rostros. Cuando quisieron meterle mano al estado, se les ocurrió la brillante idea de enviar a Alfredo Castillo, uno de los incondicionales de Peña. No les había bastado las inconsistencias del caso Paulette.

Fue a Michoacán con la encomienda de armar a los grupos de autodefensas que luego ya no pudo controlar y otro tanto se pasó del lado del crimen; eso fue como un patrocinio. Alfredo Castillo quedó inhabilitado por 10 años para ocupar cualquier puesto, eso por el desfalco en la Conade, lugar al que lo mandaron por su fracaso en Michoacán.

En el caso de la 4T y la relación con Silvano Aureoles, estaba rota: López Obrador no visitaba la entidad. Sabía que sólo era cuestión de tiempo, pues su escandalosa gestión llegó al final el año pasado. Su lugar lo ocupa Alfredo Ramírez Bedolla, a quien le dejaron una papa caliente y, me dicen colegas de Morelia, es muy difícil que cambie la situación.

Michoacán se vuelve a poner en el candelero por el fusilamiento de 17 personas. Nos recuerda que no se ha terminado la guerra y que siguen perdidos varios frentes. No basta levantarse a las 5 de la mañana si sólo se recibe un parte de guerra. Por cierto, en la 4T van por Silvano Aureoles por un desfalco de más de 50 mil millones de pesos. Si debe que pague, pero la violencia debe parar… aunque mejor ahí la dejamos.

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Hasta la próxima.

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