Cualquier maestro de literatura lo dirá, este arte sólo tiene un puñado de temáticas sobre las cuales escribir y cómo los aborde el autor es lo que importa, al final la forma que elige Kozelek es llevar sus delirios literarios plagados de anécdotas y bromas muy locales y referencias a la cultura popular, a música que termina contando la historia con su propio instrumental, como cuando al inicio del disco, Mark mata a una zarigüeya en su jardín y ese sencillo hecho desencadena una serie de confesiones del autor. Algo así como hundirse poco a poco en el agujero de la zarigüeya.
La narración trivial que luego reviste importantes significaciones, es el fuerte de Mark Kozelek (Massillon, Ohio, 1967). En 2015, cuando salió a la venta Universal Themes (Caldo Verde), rozaba los 48 años, y aún extrañaba a quién fuera su roomie durante 3 años, que había muerto a los 34.
Miasma que un escritor consideraría como paja, es el combustible de las largas narraciones de Kozelek, en donde la canción es un microcosmos. A veces es tan pesado, como tener a un autor con una personalidad tan, hay que decirlo, hasta tóxica por momentos. La extensión de un minuto de su vida, o un día en la vida de un ego tan demandante de atención como el de Kozelek, tan aclamado como abucheado.
Las canciones como ejercicio de literatura de estilo libre, que jamás es desautorizada por la música que le acompaña, que le reclama una extraña dignidad. No es el escritor que sólo pone la música a su prosa, ni lo inverso: es más bien un raro híbrido donde la personalidad respeta ambos lenguajes y el escucha es llamado a dejar de lado la ampulosidad de Kozelek y preferir la expresión.

Casi como si utilizara el disco como a un psicoanalista, lo impresionante de Universal Themes es que esto no es un simple soliloquio de Kozelek, que describe la cotidianidad con un dejo de observador implacable de cada detalle. Es el ego hablando, pero su voz, que puede y sabe cantar, no siempre elige ese camino, casi como si en ocasiones los pasajes narrados por el artista, fueran demasiado complicados como para pasarse a un lenguaje poético que respete rima, verso y métrica.
En lugar de ello, la música ocupa un lugar sólido en su expresión, como cuando tras matar a la zarigüeya en The Possum, la canción finaliza su disquisición como si de un extraño réquiem al animal se tratase y es la puerta a esa dimensión desconocida que es el álbum.
“Veo cosas poéticas cada día de mi vida y estoy obligado a escribirlo y supongo que la memoria también es importante”, dijo Mike Kozelek a James Rettig publicado el primer de junio de 2015 en Stereogum de una entrevista realizada el 14 de marzo de ese año.
En The Birds of Flims, Kozelek elabora una carta de repudio a Suiza, a donde viajó para filmar Youth (La Juventud, 2015), con el director italiano Paolo Sorrentino, pero en medio de música que demuestra su nostalgia por el hogar, Kozelek nos va descarapelando poco a poco las intenciones, como si de una buena novela se tratase, pero una contada a través de la música.
No es Suiza, no es que sea una película italiana filmada en Suiza, es que son seis semanas de ausencia, es sólo que extraña su terruño y quiere dormir en brazos de su novia, o al menos eso expresa Kozelek.

Jardín de recuerdos
Y uno de los momentos más entrañables de Universal Themes es Garden of Lavender, una canción que parece en realidad cuatro o cinco en una, en donde narra su regreso de un lugar que no quiere recordar (un tip: ¡es Suiza!), solo para encontrar su jardín descuidado. El ver de nuevo el sitio amado dispara recuerdos en Mark, y la música no los hace vivos, con una perfecta simetría.
Veo el gato de color chocolate y de jalea de cacahuate
Lo miro y él me devuelve la mirada
Muevo mis dedos y le mando un beso
Se rasca la cabeza contra mi mano y recordamos…
Camino hacia el centro y veo las luces de navidad
en el sendero y cómo brillan
Y recuerdo cuando era un niño
Y la felicidad que sentí cuando abrí la caja y vi una guitarra dentro
Garden of Lavender es parte de varios instantes de una vida, tal como ocurren en la mente de una persona, sin aparente conexión, un recuerdo proyecta otra experiencia y tal como en el cerebro se van dibujando sensaciones, memoria personal, alegría, tristeza, añoranza. Cada uno de esos instantes parecen poseer una cámara musical en Garden of Lavender, que parece ser sobre el ejercicio sonoro de la memoria.

“Amo cantar, tocar y entretener, pero el hogar es donde más estoy en paz. Doy caminatas todos los días y esas caminatas me energizan y me dan inspiración. La otra noche mi novia y yo nos quedamos dormidos viendo Apocalypse Now, y fue el cielo”, dijo Kozelek a Retting.
Kozelek entiende el proceso de la literatura, pero no permite que la música no tenga una razón para estar ahí, de hecho es como si la misma música nos fuera transmitiendo la atmósfera anímica de los momentos narrados, muchas veces de forma inolvidable, pero siempre regresando al diario personal de carretera de Kozelek, el de una estrella de rock algo contradictoria; solo una de las historias de su vida que tendrá un desenlace enigmático, donde todos los cabos sueltos se atarán en el track final del álbum.
Escucha aquí la evocativa, Garden of Lavender, de Sun Kil Moon:
Sun Kil Moon en la actualidad…
Kozelek no es persona grata en estos años del movimiento post Mee Too, en 2021 fue demandado por acoso sexual por siete mujeres distintas, que se unieron a dos que ya lo habían demandado y no gustaron del rol de grupies que el polémico Kozelek les confirió en su momento, y ellas aceptaron porque les cantara.
La versión de los hechos de Kozelek sobre todo lo anterior puede rastrearse por medio del último disco de Sun Kil Moon, Lunch In the Park (Caldo Verde, 2021), una historia aún en desarrollo que te guardaremos para otro momento.