Everything Everywhere All at Once, humor absurdo a la Monty Python

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Dan Kwan y Dan Scheinert, los directores de Everything, Everywhere All at Once (Todo, en todas partes, al mismo tiempo, 2022), dijeron con gran humor y sinceridad a The Globe and Mail: “Amamos una buena historia minimalista, pero simplemente no podemos hacer una así”. La segunda película de los dos directores conocidos nada más como los Daniels, excesiva, sobrecargada, exagerada, grita eso a los cuatro vientos.

Evelyn Wang (Michelle Yeoh), una mujer de 59 años que es auditada por el SAT gringo, descubre que tal vez está conectada a versiones de ella misma, pero en otros universos. Su misión es prevenir la destrucción de todos los multiversos, a manos de una súper villana, que resulta ser su hija adolescente Joy (Stephanie Hsu).

Spoilers sobre la trama

Es una obra maestra del humor del absurdo y de la subversión. Una mezcla de todo: puedes ver en ella un retazo de infinidad de películas y universos dispares, un tributo a Tarantino, otro a Terry Gilliam, y uno más a Pixar. También a las películas wuxia de Hong Kong y seguramente encontrarás muchas más alusiones y homenajes. Pero, sobre todo, y aquí que me perdonen, se ve que los Daniels llevan el humor pythonesco en la piel.

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Everything Everywhere… me recuerda a The Meaning of Life (El Significado de la Vida, 1983) de Monty Python, en el sentido de que toda esta realidad segmentada (en Monty eran sketches; en los Daniels, multiversos), todo el viaje por las llamadas realidades alternas, conduce a revelaciones de una sencillez que en verdad hacen sonreír.

Jamie Lee Curtis canaliza todos sus registros posibles en su papel de la oficial del SAT.

Tiene que ver con todo, y eso es lo que llega a ser hasta poético en los Daniels. Tiene que ver con la lobotomía de los medios de comunicación y con la pulsión que desata la cultura mediática en las épocas desgraciadas del capitalismo salvaje que nos tocó sobrellevar; con el FOMO (Fear of Missing Out), temor a que, por estar distraídos, scroleando el Face, nos perdamos algo que potencialmente pudo cambiar nuestras vidas.

La película orbita por todas partes en que la figura maternal de Michelle Yeoh tiene que componer todo (lo cual ya lleva un homenaje bárbaro de parte de los autores, y es la película en sí). Pero al final, tras la kilométrica representación que llevó dos años para filmarse, con un guion de 120 páginas, la conclusión es anticlimática por diseño.

Todo en Everything Everywhere… grita por esa sensación de olvidar todas las cargas de trascendencia. Como cuando sustituye todos los dramas y planteamientos y en alarde de un minimalismo supremamente aplicado, cambia a los personajes por dos rocas que imagina que hablan.

Estos ya son terrenos de Samuel Beckett en Waiting for Godot (Esperando a Godot, 1952), pero los Daniels lo manejan como si se tratara del humor de letrina de The Hangover (¿Qué pasó ayer?, 2009), de Jackass, o de un capítulo de Acapulco Shore, o de muchos otros estilos. Y no tomándose en serio, se toman en serio. Los directores hasta meten mano en la música para cuadrar su discurso. 

La película es una Gioconda para la actriz Michelle Yeoh.

Al final hay mucho de Kill Bill (2003) y la deificación de Uma Thurman (y de sus pies), en la adoración (¡iniciaron un culto!) de los Daniels por Michelle Yeoh, que en occidente se conoció en el mainstream sólo hasta Crouching Tiger, Hidden Dragon (El Tigre y el Dragón, 2000), pero que ya llevaba desde los ochenta haciendo películas.

Desde el primer fotograma, es el documento de rendición definitivo a esa actriz fuera de serie; es una Mona Lisa la que le pintaron los Daniels, maravilla de película que sólo por eso vale la pena ver.

La realidad, una excitante aventura

Es tan sutil lo que hacen los directores por momentos, que al burlarse del estereotipo del inmigrante chino que posee una lavandería en Estados Unidos, establece ya lo que será su campo de acción. En el sentido de que abruman con detalles de cómo es lidiar con un negocio así.

Incluso, mientras Evelyn habla con un cliente (Biff Wiff), en las pantallas pueden verse todas las acrobacias que hace su esposo Waymond (Ke Huy Quan), tan sólo atendiendo el negocio, en una sola toma. Quan juega muy bien el papel como sustituto de Jackie Chan, que era la apuesta inicial de los Daniels.

De una manera, se presenta a la vida real en la que hay que calcular los impuestos y lidiar con adolescentes problemáticos, como una aventura en sí misma (porque es la única que millones podemos vivir). Y eso ya es una declarativa bastante zen que los autores sólo desarrollan haciendo una mezcolanza de todo (y me refiero a todo) lo que se les ocurrió.

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La inolvidable familia Wang, créanme, no es lo que parece.

Es una película en donde hay un lapso en que hay una apoteosis a la Batman de Nolan con todo y su música de transformación; se escucha una alusión a Pixar con la voz de Randy Newman y algunos de los pasajes, a Guacamelee! (un videojuego) y hasta el romanticismo de Won Kar-wai hace su aparición. Y luego el propio pasado de la actriz de Michelle en la vida real también pesa, parece el Millenium Actress (2001) de Satoshi Kon, pero si esa actriz fuera Yeoh. En verdad un dulce y un reto enlistar las referencias.

Todo englobado en el humor del absurdo, pero de una forma en que, desde el principio, los directores ya han demostrado que su propuesta es exactamente una hoja en blanco en la que cabe absolutamente todo. Eso es la posmodernidad en sí:  el pastiche, pero los Daniels hacen pastiches de antología, como ya habían demostrado en su anterior película, Swiss Army Man (Un cadáver para sobrevivir, 2016).

Everything Everywhere All at Once, todo es nada

Y esa avidez angustiosa por querer ser todo (que define paradójicamente la era de la posverdad que vivimos) conduce a ser nada. Porque en la náusea sartriana, ahora hipermoderna, hiperreal, reside que llenarse de todo, tal como el señor Creosote de la película de The Meaning of Life, sólo conduce a explotar. En muchos sentidos, la película de los Daniels abomina de esa pulsión en boga de querer ser todo y lo hace precisamente queriendo ser todo. Es algo que hay que ver.

El sketch de Mr. Creosote de los Python:

Porque al final devuelve a la tierra a sus protagonistas de un porrazo, negándoles su destino de súper héroes de Marvel y DC. Pues si bien estás orbitando en innumerables universos (y horizontes de creatividad humana, hay que decirlo), pues al final sólo hay de una: cambia los pañales, saca la basura, abraza a quien tengas al lado porque no hay más. En serio, de un nihilismo contundente.

Y aunque satiricen que el fin de todo sea el orificio de una dona (o un ano, para los mal pensados), al final es el agujero negro que nos prometen los científicos que va a terminar destruyendo los soles y los universos y todo. Pero la película te pregunta con su humor brutal: ¿ajá, y eso qué?

Es una propuesta de desconexión, de quitarse el miedo al FOMO, lejos de tormentos que sobrecargan a las existencias humanas con dudas como: ¿qué pudiste ser?, ¿qué hubiera pasado?, ¿habrá otros universos?, ¿otras realidades alternas? Respuesta de los Daniels: respira hondo, ríe como idiota. No importa.

Everything Everywhere All at Once utiliza los nichos más comunes del cine espectáculo para estallarle a su espectador, que posiblemente espera una historia a la Marvel. Es una propuesta visual original por su apropiación de instantes y que predica y recomienda todas las referencias culturales que toca y pide que el espectador no se conforme con la película y vaya y conozca los originales. Está llena de humor del absurdo y filosofía útil para entender la modernidad actual. Una de las mejores películas de este año.

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La cara que tendrás durante toda la película.

La película Everything Everywhere All at Once  se puede ver en cines en este momento.

Lanzamiento: 23 de junio de 2022 (México); País de origen: Estados Unidos; Idioma: Inglés. Directores: Dan Kwan & Daniel Scheinert; Guion: Dan Kwan & Daniel Scheinert; Con: Michelle Yeoh (Evelyn Yeoh); Stephanie Hsu (Joy Wang); Ke Huy Quan (Waymond Wang); James Hong (Gong Gong); Jamie Lee Curtis (Deirdre Beaubeirdre).

Duración: 2 horas, 19 minutos.

Ve aquí el trailer de Everything Everywhere All at Once:

Por Jesús Serrano Aldape

Jesús Serrano Aldape es escritor y periodista, graduado de la UNAM, licenciado en Ciencias de la Comunicación, se tituló con una tesis sobre el Universo Trágico de David Bowie. Le gustan la música, el cine y los videojuegos, el teatro, los deportes y la política, temas de los cuales ha escrito durante 20 años en publicaciones como Trasfondo, Milenio, Replicante, La Mosca en la Pared, entre otras.