Cuando López Obrador abrió la puerta para que todos los que quisieran se fueran a Morena, también se importaron los peores vicios y las disputas tribales canibalescas, cuando se trata de defender el hueso o ponerse frente al que los reparte. Esa fue la historia en el PRD y ahora se agudiza en el partido del presidente.
Claro que ahí estuvo el tabasqueño, de quien aprendieron bien, y a unos meses de la designación de quién será el abanderado o abanderada se van a dar con todo.
El deprimente acto de Layda Sansores contra Alejandro Moreno, la comunicadora Adela Micha y ahora Ricardo Monreal, refleja la bajeza con la que van a jugar y hacer de todo para intentar mantener a Claudia Sheinbaum.
Me dice un cercano a su equipo que en enero de este año todo era felicidad y hasta desdén porque pensaban que tenía asegurado un lugar de privilegio en el corazón del presidente, pero ese papel y esa confianza de la jefa de Gobierno se han modificado en inseguridad y hasta desesperación.
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Aquí se lo dije, tanto Adán Augusto como Ricardo Monreal han subido en las encuestas, incluso ambos ya cuentan con 28 % de aprobación, mientras que Marcelo Ebrard se ha estacionado en 35 %. Pero si la designación será por dedazo, como en los tiempos más añejos del PRI, Sheinbaum lleva las de perder porque no le ha cumplido a su mentor.
Ejemplo de eso son las nueve alcaldías que perdió en 2021, pero, sobre todo, no conecta con la gente; fuera de la Ciudad de México, difícilmente la ciudadanía la ubica.
Para eso trabaja el grupo de mujeres encabezadas por la mismísima Beatriz Gutiérrez Müller, y diferentes gobernadoras morenistas, como Evelyn Salgado de Guerrero; Indira Vizcaíno de Colima; Marina del Pilar de Baja California; Lorena Cuellar de Tlaxcala; y, por supuesto, “Laydita” Sansores de Campeche, quien ya prendió la mecha de una bomba sucia que explotará en cualquier momento. También algunas legisladoras redoblarán el paso en la campaña.
Hay diputados que denuncian presión para que muestren su apoyo total e incondicional a Claudia Sheinbaum. Ese modo de operar ya se repite en los estados que visita, le arman pasarelas y le montan el numerito para que le griten ¡presidenta, presidenta! Y es que han pasado los días en que López Obrador se la llevaba de gira, la tomaba de la mano y se la levantaba, enviando señales de que ya se había decidido.
Así se la van a jugar, metiéndose el pie unos a otros, mientras López repite únicamente que es de mal gusto. Para los tiempos que vivimos no es descabellado pensar que tiene el beneplácito desde Palacio Nacional, total, se dan con todo y se habla de ellos generando distractores para el hackeo a la SEDENA y a la SCT, las obras que no se terminan, el desabasto de medicamentos y un sin número de confrontaciones que tiene abiertas el Pejelagarto.
Así se están decantando tres bandos. Por un lado, el de Claudia Sheinbaum y sus apoyadores, que están ahí por conveniencia: les han prometido huesos. Por el otro, Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard, que tienen un pacto para que uno de los dos encabece para el 2024, pero que tendrían que ir en contra de López Obrador.
El tercero es un escenario que va creciendo a golpe de martillo, Adán Augusto, quien no pensaba estar posicionado y puede jugar hasta solo, dejando en el camino a Sheinbaum, que prometió apoyar, porque no tiene cabida con Monreal ni con Ebrard.
La realidad es que mientras Marcelo, Ricardo y Adán siguen firmes caminando hacia su proyecto, Claudia hace agua, y en lugar de hacer política, usa las peores argucias para descarrilar y sacar de Morena a sus contrincantes, que tienen más tablas que aquella a la que papá le conseguía trabajo con Carlos Salinas de Gortari.
Así las guerras canibalescas de la 4T ante la mirada complaciente y perversa del caudillo de Tepetitán… pero mejor ahí la dejamos.
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Hasta la próxima.