El momento de la Creación según Márta Sebestyén

TÓNICO SÓNICO

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Será entonces el ensamble húngaro Muzsikás, con su sensibilidad moderna impregnando uno de esos cantos inmemoriales, cuando la duda o gaita húngara se escucha con la contundencia de un sonido venido de las entrañas mismas de la tierra, con una simpleza ternaria que trae consigo una belleza que fascina, pero también atemoriza. Y aquí las furuluyas, esas flautas que suenan a los sonidos más primarios de la creación, nos guían y el discreto rasgueo de las kobzas, esos parientes del laúd, dan paso a Márta Sebestyén y su genuina voz del Génesis.

Escucha aquí Teremtés:

Es Teremtés, cantada con pasión por la artista hoy de 64 años, cuando formaba parte del mítico ensamble Muzsikás, en 1986. Es una canción del folclor húngaro y como toda música consignada al estudio etnomusicológico, poco se sabe de su origen a pesar de que Hungría ha sido reconocida por ser de las primeras naciones que prestó una atención de clasificación de la música que se escucha desde milenios en sus planicies, campos y montañas. 

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La música tradicional húngara pasó de ser considerada con cierto desprecio durante siglos como ‘música gitana’, una dinámica en la que también cayó el compositor austriaco Franz Liszt, a convertirse en una notable influencia en la música que se crea hoy en día. 

Y uno de los grandes compositores y pianistas de la historia de Hungría, Béla Bartók, pasó parte de su vida adulta consignándola y estudiándola. Con esa idea del ritmo en escala pentatónica, quizá inseparable de las raíces étnicas; con la monofonía propia de las canciones de Asia, quizá proveniente de la migración turca proveniente de la meseta de Anatolia; la recitación en forma de salmos, casi litúrgica, que es posible provenga de la ola de expansión de la religión cristiana en toda la región durante siglos. 

Luego está el ritmo alentado, y esa característica de rubato o hablado, que humaniza de más las que son en realidad historias fieles al folclor, porque son cantos de desamor, o porque ha llovido y hay cosecha, o porque no ha llovido y corren tiempos en que la tierra parece muerta.

Canciones que expresan todo en su sencillez, que sólo se conocieron hasta que se tuvo forma de registro, a comienzos del siglo XIX, cuando Béla Vikár, interesado por el valor de ciertas líricas, grabó en fonógrafo algunas canciones, interesado por las lenguas ugrofinesas.

El mayor avance en la creación de un documento para registrar la música tradicional de la región se dio en 1913 con la Enciclopedia de la Música Tradicional Húngara, en donde Bartók sistematizó la música basándose en el ritmo. 

Bartók publicó en 1924, su primer estudio sobre las canciones tradicionales húngaras (A magyar népdal), que categoriza a las melodías como viejas, nuevas o de estilo mixto, y que dividió a su vez el territorio húngaro de ese entonces dependiendo del dialecto: Dunántúl (Transdanubia); Felföld (Upland), Alföld (Gran Planicie), Erdély (Transilvania), Moldva (Moldavia).

Márta Sebestyén y Muzsikás, en su tierra.

En la actualidad, el grupo tradicional Muzsikás, se ha dedicado a seguir con el rescate de la música tradicional húngara desde su fundación en 1973, interpretando y rescatando el trabajo de clasificación que hacía Bártók, pero para los nuevos públicos. 

Y la hoy embajadora de la ONU, Márta Sebestyén es una de las artistas recurrentes del ensamble y quien ha ayudado a darle reconocimiento mundial al grupo, con colaboraciones en proyectos diversos de la llamada World Music y una obra personal que brilla con luz propia, su música más famosa aparece en la banda sonora de la película The English Patient (1996).

La música de Márta que abre The English Patient:

“Todos mis pensamientos y emociones fluyen con el canto, con la música, y no entiendo porqué el mundo está lleno de ira, de odio. Estaba pensando que los grandes políticos y figuras históricas de los siglos pasados, incluso entre batalla y batalla, en su casa, tocaban música, para su alma, para su placer. ¿Qué hubiera pasado si en lugar de pelear batallas hubieran podido tocar música? Siempre me ha puesto triste cómo es que esta gran cantidad de energía se ha desperdiciado en cosas malas”, señaló en 2019, Sebestyén.     

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De vuelta al Génesis

Y se desliza la voz de Sebestyén al comienzo de Teremtés, una voz como de encargada de oráculo, descifrando el mensaje divino al ver el agua. Deja que el hombre amase a Dios de la arcilla / quien creará el mundo para él / donde el hombre doblará un bote de papel y escapará del diluvio.

Y el sonido de las gaitas regresa poderoso para dotar de intensidad lo recitado, como las olas inmisericordes rompiendo en el mar desde que el tiempo es tiempo, acompañando el pico de la narración: 

Keressen folyton partokat / Siempre en busca de nuevas costas  

Hogy folyvást száradozzon / Para volverlas secas.

Antes de que la música y Márta amasen el último verso: 

Keressen folyton partokat / Siempre en busca de nuevas costas / 

Míg el nem mossa egy végsö áradat / Hasta que la última marea lo lave. 

Y al final el coro de Márta, uniendo nuestra futilidad en el mundo con nuestra belleza y nuestras penas de siempre, en un final que acompañará ese extraño laúd hasta su extinción. 

Disfruten aquí del sentimiento y erudición de la genial Márta Sebestyén:

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