Cuando en 2017 Amy Sherman-Palladino (la mente creativa detrás de seis de las siete temporadas de ‘Gilmore Girls’ y la miniserie de cuatro episodios que se hizo para Netflix a manera de colofón) lanzó en la plataforma de Amazon Prime la muy anunciada serie ‘The Marvelous Mrs. Maisel’ había mucha expectación, porque la productora había dejado la vara muy alta, y prometía ir a más.
La primera temporada de la serie que protagoniza Rachel Brosnahan (‘House of Cards’) fue un éxito inesperado y sonadísimo, que arrasó con nominaciones y premios y que atrajo a fans de todas las edades para interesarse en las aventuras y desventuras de Miriam Maisel, un ama de casa de Manhattan que, a finales de los años 50 y principios de los 60, incursiona (¡y con éxito!) en el difícil y marginal mundo del stand-up, entonces principalmente dominado por comediantes de sexo masculino.
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Conforme avanzaba la primera temporada, el extravagante estilo de Sherman-Palladino, que los espectadores ya conocían de su trabajo anterior, alcanzaba con aparente facilidad nuevos niveles de astucia, con un personaje principal irresistible – Brosnahan estaba perfecta en su rol, y además el vestuario de época era espectacular— con un elenco de soporte excelente; ahí está Susie, la manager (Alex Borstein, que presta su voz a Lois Griffin en ‘Family Guy’), Joel (Michael Zegers, de ‘Boardwalk Empire’ y ‘The Walking Dead), el padre de sus hijos, y los padres de ella (Marin Hinkle y el gran Tony Shalboub, que muchos recuerdan como ‘Monk’), todos contribuyendo para crear una historia diferente a lo habitual, con un toque de excentricidad que le iba muy bien y desafiaba a todas las comedias que ofrecía en ese momento la TV, ya fuera abierta o en streaming.
La temporada dos siguió a fines de 2018 y en diciembre de 2019 se estrenó la tercera – que ya estaba empezando a verse un poco apretada, en cuestión de ideas al menos.
Sin embargo, tanto la pandemia de COVID-19 como lo elevados costos de producción, hicieron que pese al éxito, la serie se viera demorada y, como sucede con una serie cuando pasa mucho tiempo entre una temporada y otra (¿se acuerdan hace cuánto que salió la cuarta temporada de ‘El cuento de la criada’ y en qué se quedó? ¿No? Pues yo tampoco), y en este caso son dos años y medio, el regreso del público es difícil; es como volver a comer en un restaurante que era nuestro favorito y encontrar que el menú, aunque es prácticamente el mismo, ya no tiene el mismo sazón, y que de hecho, no comer ahí ya no es un placer, sino una rutina que hastía.
El primer capítulo de la cuarta temporada de ‘The Marvelous Mrs Maisel’ abre con fuerza: Miriam Maisel está desatada con un monólogo exuberante acerca de la venganza y su sed por ella – y cómo no, después de todo lo que le pasó en la temporada anterior, pero aquí no les voy a hacer spoilers: vayan y véanla si no lo han hecho todavía—, la manera que tiene Brosnahan de expresarlo es tan vívida que uno siente deseos de sumarse a ella y exigir su justa retribución por todas las humillaciones y vejaciones recibidas por parte de propios y extraños; estamos en pie de guerra y queremos sangre.
Pero eso es justamente lo que la serie, al menos en los dos primeros capítulos de esta temporada (que ya se anunció es la penúltima, con una temporada final en 2023), no entrega: no hay sangre, no hay retribución, no hay ni siquiera el humor extravagante de las primeras temporadas. Lo que hay, son vueltas en círculo, algo que le pasa con frecuencia a Sherman-Palladino cuando se le agotan las ideas; el reciclar temas, relaciones y hasta lugares, para empezar de nuevo sin que le importe la frustración que pueda generarle a los espectadores.
Un momento.
¿Dije que los primeros dos capítulos de la nueva temporada de esta serie son frustrantes? Sí, lo dije. Y sí, lo son.
¿Dónde quedó la chispa de aquellos primeros capítulos en que la incontinencia verbal y la agudeza de esta mujer la volvían irresistible? Ahora, sin contar el brillante monólogo sobre la venganza –que fue suficiente para hacer que me quedara por los dos episodios que lanzó Amazon Prime—, todo se siente pesado, rutinario, indigesto e intolerable.
Lo que habría sido una secuencia absurda y divertida en una rueda de la fortuna (la famosa Wonder Wheel en Coney Island, que es prácticamente un monumento histórico en Nueva York) acaba por convertirse en una verdadera molestia; los diálogos se han vuelto forzados, las tramas banales y ya no hay desarrollo de personajes.
El que la temporada comience casi exactamente donde terminó la anterior (que como dije, tampoco era tan buena) fue un error táctico de los creativos: en lugar de tomarse una elipsis de tiempo para darle espacio a la epónima señora Maisel y compañía para desarrollarse y entrar a tramas nuevas, solo se encontró la manera de resolver los cabos sueltos de la anterior y devolver a la comediante a donde estaba al principio de la temporada uno: en su lindo y soleado apartamento palaciego en la parte alta de la ciudad, teniendo que comenzar todo desde cero. Es decir, que pasamos por todo lo anterior, como si nada. Eso es escribir con güeva y es imperdonable.
Comprendo que la serie esté exhausta y que la ambición de sus creadores los hizo construir en el aire cosas que no van a poder cumplir: eso le pasa a todo aquél que emprende una serie, y más si esta tiene éxito.
Pero negarle a un personaje como Miriam Maisel la venganza que desea, para devolverla a la primera casilla del juego, es hacer trampa y no solo la defraudan a ella como creación, también a nosotros como espectadores. Y Mrs. Maisel se merecía algo mejor.
‘The Marvelous Mrs. Maisel’ estrenará dos capítulos de su cuarta temporada, cada sábado en Amazon Prime.