Con los primeros rayos de luz, este sábado equipos de rescate reiniciaron la búsqueda de víctimas tras el desprendimiento de rocas gigantes que cayeron sobre una zona habitacional en la ladera de un cerro.
La zona, colindante con la Ciudad de México, registró la tarde de ayer una tragedia en la que al menos una persona muerta y 10 permanecen como desaparecidas.
Las labores de búsqueda se complican debido al enorme tamaño de las piedras que se vinieron abajo desde una parte alta del cerro del Chiquihuite, la angostura de los caminos que hacen imposible el paso de maquinaria pesada en la zona afectada y el peligro de otro desprendimiento por la inestabilidad del terreno.
El deslave en el Tlalnepantla, Estado de México, tuvo lugar días después de las intensas lluvias que azotaron al centro de México y un sismo de magnitud 7,0 con epicentro en Acapulco que remeció el martes inmuebles de varios estados del país.
El gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, dijo el viernes en la noche que las lluvias y el temblor posiblemente contribuyeron al desprendimiento de las rocas en el cerro.
Los habitantes de la zona afectada se dieron de inmediato a la tarea de cavar en busca de víctimas. Formaron largas hileras y se pasaban entre ellos piedras cargables y recipientes de unos 20 litros (5 galones) llenos de escombros para hacerlos a un lado.
Francisca Trejo, de 57 años relató que se «escuchó como cuando un camión descarga piedras pero mucho mucho tiempo”, afirmó en referencia al momento en que ocurrió el alud.
Marcelo Israel Sánchez, de 39 años, esperaban en su casa a que las autoridades les indicaran que debían hacer su esposa y tres hijos. No quería dejar su vivienda hasta que la zona estuviera segura, pero también tenía miedo de que hubiera desprendimientos adicionales.
Más de 80 viviendas fueron evacuadas en los alrededores por si se desprenden más piedras de las partes altas.
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“El temblor se sintió fuerte y a lo mejor por eso el deslizamiento de las piedras”, declaró Sánchez.
Las autoridades ordenaron a los socorristas retirarse cuando caía la noche ante el peligro de que cayeran más rocas.
“No queremos que nadie corra riesgo adicional, los geólogos nos han dicho que el desprendimiento está complicado, hemos hecho vuelos con drones y no queremos poner a nadie en riesgo”, dijo Ricardo de la Cruz, subsecretario general de Gobierno del Estado de México.
La prioridad este día es estabilizar la cuesta y continuar la búsqueda de posiblñes víctimas, señaló.