La vida no va a alcanzar a Nabor Pérez Chaires para saldar su cuenta con la sociedad. De hecho, le harían falta al menos otras cuatro, luego de que la Fiscalía General de la República (FGR) obtuvo una sentencia condenatoria de 408 años de cárcel contra este integrante del grupo delictivo de la Familia Michoacana.
Pérez Chaires se le halló culpable de delitos de delincuencia organizada, privación ilegal de la libertad, secuestro y homicidio.
Luego de diversos procedimientos legales, el Juez de la causa dictó sentencia condenatoria de 409 años de prisión en contra de este individuo, por los delitos de delincuencia organizada hipótesis de secuestro, privación ilegal de la libertad en la modalidad de secuestro en agravio de siete personas; secuestro en agravio de otra víctima; secuestro y homicidio en agravio de otro civil.
Fue detenido en enero de 2011 durante un operativo de fuerzas federales en Manzanillo, Colima, y recluido en el Centro Federal de Readaptación Social de Villa Aldama, Veracruz.
Fue juzgado por su participación en el secuestro de siete policías federales y un civil, en Ciudad Hidalgo, así como la privación ilegal de la libertad de otra víctima, en Zitácuaro
Este integrante de la delincuencia organizada fue juzgado por su participación en el secuestro de siete policías federales y un civil, ocurrido en Ciudad Hidalgo, así como la privación ilegal de la libertad de otra víctima, en Zitácuaro, Michoacán.
La FGR informó que también se dictó sentencia condenatoria en contra de Francisco “L” por los delitos de delincuencia organizada (finalidad de cometer delitos contra la salud, con funciones de dirección); portación de arma de uso exclusivo del Ejército, y el diverso de contra la salud modalidad de posesión de cocaína con fines de venta, imponiéndosele una pena total de 23 años de prisión.
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Francisco “L” fue detenido en 2010 en el municipio de Lázaro Cárdenas, Michoacán, por la entonces Policía Federal, quienes, al realizar una revisión, lograron la detención de este sujeto y otros, quienes portaban armas y narcóticos; asimismo, manifestaron pertenecer a un grupo criminal.
Tras la caída de los cabecillas de la Familia Michoacana, esta organización fue sustituida en gran medida por un grupo disidente conocido como los Caballeros Templarios, los cuales también han sido debilitados durante los últimos años.
Sin embargo, el grupo criminal continúa activo en el Estado de México y zonas de Michoacán, Guerrero y parte de Morelos.