En Juchitán de Zaragoza, Oaxaca, la icónica festividad de las Velas de Mayo volvió con gran esplendor y color, luego de que se suspendiera esta maravillosa tradición de 2020 al 2022 por la pandemia de Covid -19.
Cheguigo, en Juchitán, Dayla Lorenza Sánchez Lepe una y otra vez coreó: “Viva San Vicente Ferrer, viva Juchitán, viva Cheguigo”, la joven coronada como reina y soberana de las festividades en honor a San Vicente Ferrer Chico.
Esta festividad nocturna, que se realizan en la región del Istmo, es reconocida por que los invitados comen, bebe, y bailan durante un mes. Los bailes son únicos y son de gala.
De acuerdo con la tradición, esta festividad tiene más de un siglo que se celebra año con año; en Juchitán realizan las fiestas nocturnas, llamadas velas, que en el mes de mayo alcanzan su máximo esplendor.
En este año, después de tres años, realizaron 16 festejos nocturno, el cual incluye el paseo con carros alegóricos de flores y frutas y la tradicional lavada de ollas, fiesta vespertina.
Una de las tradiciones de esta fiesta es que las mujeres visten su indumentaria tradicional, la enagua y huipil, mientras que los hombres usan guayabera blanca y pantalón oscuro.
De acuerdo con los reportes, hasta el momento, para esta celebración han consumido 35 mil cartones de cerveza, y ha sido concurrida por 30 mil personas.
Se dice que en la celebración los hombres cargan en sus hombros los cartones de cerveza, mientras que la mujer lleva envuelto con un pañuelo blanco su cooperación, que llaman limosna. La cuota mínima de 100 pesos que se le entrega a la anfitriona de la noche.
Las Velas en Juchitán, según datos del investigador Tomás Chiñas Santiago, son rituales y adoraciones a los elementos de la naturaleza.
Daniel Orozco Martínez fungió como capitán de cabalgatas en la tradicional Vela Guie’ Cheguigo, es un anhelo que tenía desde hace varios años. Daniel Chaca, como es conocido, y su familia gastaron alrededor de 150 mil pesos para la celebración, lo cual dijo es alto, pero lo hizo con amor para preservar esta tradición.
Para conseguir esa cantidad, ahorran de manera constante a lo largo de más de un año, en el que poco a poco van comprando lo que ofrecerán en las fiestas. Pese a la magnitud de los gastos, cada participante asegura estar satisfecho tras los esfuerzos económicos y físicos que realizan para llevar a cabo la festividad, pues éstos mantienen vivas sus tradiciones.