Francisco Toledo y su gusto por el beisbol; Museo Diablos muestra su obra

0
1
Francisco Toledo y su gusto por el beisbol; Museo Diablos muestra su obra

Conocías que Francisco Toledo era aficionado al “rey de los deportes”, el beisbol. Ahora que inauguraron el “Museo Diablos” en las instalaciones del Estadio Alfredo Harp Helú, de los Diablos Rojos del México, la primera parte del recorrido está dedicado al artista juchiteco; alberga 70 obras de su autoría.

Entre dibujos, timbres postales, libretas, 19 papalotes, me­dallas, fotografías, estampi­llas, bats intervenidos, óleos, máscaras, grabados, relojes y figuras de mica o vidrio, Toledo plasmó su afición por el beisbol.

Durante la inauguración, se destacó la extraordinaria relación que el artista, Francisco Toledo, sostuvo con la familia Harp Grañén.

“Él (Francisco Toledo) siempre estuvo familiarizado con el béisbol. Cuando conocimos a Alfredo Harp surgió una amistad muy bonita y todo lo que ven aquí (en el museo) es producto de esa amistad, ese cariño y esa admiración”, expresó la Dra. María Isabel Grañén.

Una de las primeras obras, de Toledo, que podrás admirar al llegar al museo es una reja de color ocre con motivo beisbolísticos, como bats y pelotas.

Cabe resaltar, que cuando se construyó el estadio, se realizó con el concepto de combinar el arte, la historia y el deporte.

El di­rector del estadio, Francisco Ramos Peña, durante un recorrido por el recinto diseñado por Alon­so de Garay, del Taller ADG, y Francisco González, del FGP Atelier, detalla que el coloso exhibe además 11 obras originales de artistas como Amador Montes, Demián Flores, José Luis García y Ser­gio Hernández.

Por otro lado, el Agustín Castillo, director del Museo Diablos, desta­ca la serie de 14 fotografías de Graciela Iturbide, en las que Toledo aparece con los aditamentos del juego. Com­partía su gusto por el beisbol con don Alfredo y desde los años 90 comenzó a hacer obras relacionadas con este deporte”, agrega.

En la cédula introducto­ria de la exposición Sobre el beisbol, María Isabel Grañén Porrúa, esposa de Alfredo Harp Helú, detalla que “no había plática entre Toledo y Alfredo en que el beisbol no estuviera presente”.

Grañén Porrúa resaltó que en 1996, el artista les dijo: “Hice algo para ustedes, si les gus­ta se lo pueden quedar”. Y añade que: “Era un gua­che de un pícher calaca que lanzaba bolas desde el montículo. A esa obra la titulé La aceptación y sig­nificó el comienzo de una gran amistad”.

Por otro lado, compartió que el pintor juchiteco vivió, en su niñez, en una zona beisbolera por excelencia, el Istmo de Tehuantepec.

También leen: Universo fotográfico de Francisco Toledo ilumina San Ildefonso

“Él admiraba la agilidad de los peloteros, disfrutaba los batazos de largo alcance, las barridas en el home y los movimientos del pícher en el montículo”, resaltó.