Un cómplice para la sucesión

Palabras Más | En este proceso avanza el “primo hermano”, Adán Augusto, secretario de Gobernación

Un cómplice para la sucesión

Aquí se lo he dicho, por el tiradero y la estela de corrupción que va a dejar López Obrador, es muy probable que haga una jugada parecida a la de Enrique Peña Nieto: buscar un cómplice que le cubra la espalda cuando deje la presidencia en el 2024 y que le dé impunidad en los siguientes años.

El sucesor tendrá que ser de toda su confianza y, sobre todo, manipulable ante la desconfianza paranoica que acusa el caudillo. La lista de personajes con esas características se reduce únicamente a tres que hoy le profesan obediencia ciega: Claudia, Marcelo y Adán, no hay de otra y no hay sorpresas.

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Según las últimas mediciones, la oposición no tiene nada que hacer en la presidencial del 2024. Claro que las cosas cambian de un momento a otro, pero hoy no se ve por dónde los aliancistas le puedan hacer mella a los morenos. El debate de la contienda es quién de los tres va a ser el elegido por el Pejelagarto.

Así, en la última medición de El Financiero, el partido de López cuenta con el 48 % de las preferencias y Claudia Sheinbaum se desinfla; Marcelo Ebrard crece unos puntos y Adán Augusto recupera terreno.

La corcholata favorita de López Obrador se va rezagando y los problemas de la Ciudad de México le pegan de lleno a sus aspiraciones. Eso se va acumulando a los fantasmas que ya la persiguen, como el derrumbe del Colegio Rébsamen que dejó 26 muertos y el colapso de la Línea 12 del Metro, que también sumó 26 fallecimientos. Además, inundaciones por las lluvias, inseguridad, desapariciones, operación del crimen organizado, el Metro que se cae a pedazos y más, mucho más, que Sheinbaum no ha podido resolver.

Eso sí, anda de gira en las inauguraciones del presidente. Claudia es la más débil de los tres, aunque por ahora todavía aparezca por encima de sus contrincantes. No por nada la alianza le arrancó nueve alcaldías y entregó malos resultados en la elección de Durango que ella y su gente operó.

Donde hay optimismo es en Palacio de Cobián. Me cuentan que Adán Augusto anda muy de buenas porque su trabajo como titular de la Segob lo metió en la carrera presidencial. Un grupo de cercanos a López Obrador ya lo promueve. Así quedó de manifiesto en la reunión que tuvieron en Toluca hace tres semanas: bardas pintadas, camionetas con su imagen, espectaculares y porras que anticipan su candidatura. Adán Augusto López ahora es recibido por donde quiera que vaya con los gritos de “¡presidente, presidente!”.

Pero un indicio más importante que el “aplausómetro” en que ha convertido López Obrador la sucesión presidencial, es que resucitaron al hombre que acompañó a AMLO desde hace 20 años; el que conoce su historia y sus pecados, su confidente y negociador, no se le despegaba ni en las noches; el artífice de la estrategia de comunicación social de volverlo mártir de la política. Me refiero a César Yáñez, a quien López Obrador mantuvo congelado por su ostentosa boda de 2018.

Lo mandó a una pequeña oficina en Palacio Nacional del que lo quisieron nombrar gobernador, que no es otra cosa que la conserjería y una covacha en Los Pinos. De ahí salió para acompañar a Adán Augusto, otro tabasqueño con el que van a querer repetir la estrategia.

Yáñez llega a la Secretaría de Gobernación como subsecretario, pero más que hacer esas funciones hará lo que con el Pejelagarto: encargarse de la operación de precampaña, las redes sociales, la logística de eventos y los mensajes políticos. César sí sabe de comunicación social y teje fino en esas relaciones.

Cabe destacar que la vocería de la presidencia estaba pensada para él, pero en lo que se leyó como una traición de López Obrador su amigo, se la entregó a Jesús Ramírez Cuevas, que ha convertido esa área en un circo deprimente.

Así que ese indicio no se puede pasar por alto y en el Palacio de Gobierno de la Ciudad de México deben estar en depresión; así se tambalea la corcholata mayor y avanza el “primo hermano”, como dicen los tabasqueños, el que cumple con las características de cómplice… pero mejor ahí la dejamos.

Entre Palabras

Se debe replantear la estrategia de seguridad de la 4T. Los delincuentes tienen al presidente contra la pared y la ciudadanía sigue poniendo los muertos. ¿No es suficiente?

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