“It’s the promise of life, it’s the joy in your heart”
Art Garfunkel/Waters of March
Lanzamiento: 13 de octubre de 2021 (Francia); Países de origen: Noruega, Francia, Suecia y Dinamarca: Idioma: Noruego.
Director: Joachim Trier. Con: Renate Reinsve (Julie); Anders Danielsen Lie (Aksel); Herbert Nordrum (Eivind).
Duración: 2 horas, 8 minutos.
Primera escena: Julie, en un vestido de gala, ve su teléfono nerviosa, se siente fuera, una actriz secundaria en su propia obra. No sabe el grado en que eso es cierto. The Worst Person In The World (Verdens verste menneske, 2021) de Joachim Trier, continúa sus exploraciones del alma femenina, que empezó en Thelma (2017), con una película filmada en Oslo, Noruega, a la que da papel de protagonista por medio de un par de brillantes secuencias.
Tras especular en carreras como enfermería, psicología, escritura y fotografía, Julie (una inmensa Renate Reinsve) se conforma con vender libros en una librería. Conoce a un exitoso dibujante de historietas cuarentón, Aksel, y se va a vivir con él. Sin embargo, su vida no está completa y busca también la compañía de Eivind, quien trabaja en una cafetería. Julie tendrá que resolver su camino ante nuestros ojos.
Algunos spoilers sobre la trama
Julie carga una fobia total a comprometerse, al pensar que se está acabando ya toda la aventura y en esta era es más fácil conocer gente, salir y estar en otros espacios. Pero, ¿por qué es la “peor persona en el mundo”? Pues porque simplemente no quiere ceder ante lo que son las instituciones sociales (matrimonio, hijos, ‘sentar cabeza’).
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Aksel, de 44 años, ya la ve como una fábrica de bebés, porque está presionado por la edad, por la sociedad, a tomar una esposa; ve sus funciones vitales, su tiempo, a punto de ceder. Él nota la brecha generacional, y se lo dice a Julie, pero ella regresa, porque no sabe lo que quiere, cambió su profesión ya un par de veces y ahora… vende libros.
Lo único que quiere sentir es la emoción de que no se está acabando su vida. En esta sociedad moderna en donde todo y todos tienen muy marcada su fecha de caducidad, siente que su vida se está acabando, que su vida ya está yendo a otra parte; tiene una especie de tedium vitae (fatiga por la vida).
Ellos mismos, Aksel y Julie, ya están en una especie de anomalía social, se ve cuando son parte de una suerte de fiesta familiar en una casa de verano y ellos tienen que compartir un cuarto con litera, porque “no tienen niños”. Y Julie cree que los niños se ven mejor como en el zoológico: desde la barrera.
En la vida del dibujante, autor de exitosas historietas, como Bobcat, que está próxima a recibir una película dentro de la trama, no hay lugar para Julie. Se siente espectadora de su propia vida y tiene demasiada fuerza vital como para ser un actor secundario.
Un síndrome de esta época, en donde el tiempo corre raudo para ser “algo”, antes de pasar a la aceptación e iniciar el camino cuesta abajo: ya cásate, ya ten hijos, ya retírate, ya compra un lote de tumbas en el panteón. Entonces, ¿la peor persona del mundo es la que cuestiona ese orden?
El ciclo de lo funcional
Sin embargo, es la secuencia en que Julie reposa con su familia, en que todo adquiere un cariz hasta de terror. Cuando el montaje de su árbol genealógico le hace patente lo mucho que ya acabó su vida en realidad. Generaciones enteras de su familia repiten el patrón: tener hijos-morir; tener hijos-morir, tener hijos en un matrimonio sin amor, ajustar percepción-morir.
Y para aderezarlo todo, la “simpática” imagen presente de su padre, aquejado por los males de la edad: que ya no le funciona la espalda, que ya no orina bien, que ya no puede hacer casi nada; le está haciendo ver su futuro, y a la vez, tal situación le da ciertos toques clásicos de comedia romántica a la película.
¿La peor persona del mundo porque quiere salirse de esos ciclos, porque no quiere esa rutina que la aplasta? La película, sin embargo, no está ausente de humor, como cuando Julie señala: “Y, más importante, ¿cómo es que a los 30 años me comparo con Bambi?”, y en la siguiente escena, sin relación, aparece un venado en la tundra.
Aunque es verdad que en ocasiones la historia está forzada a entrar en ese nicho de comedia romántica-dramática o dramedy. Porque la voz en off también parece un recurso innecesario: digiere excesivamente lo que Trier ya había dicho en inventivas imágenes para un espectador atento, de la mano de su director de fotografía, Kasper Tuxen (Riders of Justice, 2020; The Professor and the Madman, 2019).
Julie es como Bobcat, el personaje creado por su esposo, que con su perfectamente delineado ano, se come a un bebé. Y luego humilla a Eivind, por ser un atleta sin inteligencia. Es como si Julie estuviera seducida por lo que representan esos dos hombres en su vida: Aksel, con su madurez, experiencia y agudeza intelectual; y Eivind, con su juventud, fortaleza, refrescante idiotez y simpleza. ¿Los dos lados de su cerebro? Las insinuaciones de Trier son inquietantes.
Pero todo lo que ocurre en la película la lleva a la idea de que ella tiene que vivir en shakespeariana forma: ‘en consecuencia’; aceptar su rol en la historia y seguir. Que quizá también los espectadores de grandes sucesos, tienen un rol por el que vale la pena terminar de morir.
The Worst Person In The World, recuerda especialmente a La Vida de Adele (2013) de Abdellatif Kechiche y a la ópera prima de Billie Piper, Rare Beasts (2019), historias de adaptación con una moraleja que no todos encuentran enaltecedora.
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Reserva a su espectador un par de secuencias que parecen magia fílmica: aquella en que Julie apaga la luz para ir a ver a Eivind y cuando en el departamento encuentran un misterioso alijo de sustancias. Secuencias que tendrán al cinéfilo comentando cómo lograron eso, mucho después de que haya terminado la película.
The Worst Person In The World se exhibe todavía en algunos cines de la República Mexicana.
Trailer de The Worst Person In The World:
