Kendrick Lamar y las confesiones desde el interior (1 de 2)

Tónico Sónico | El nuevo disco doble del rapero ganador del Pulitzer es un dechado de creatividad y aquí analizamos algunas de las razones

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En el nuevo álbum doble del rapero Kendrick Lamar, Mr. Morale & The Big Steppers (Aftermath/Interscope Records, 2022), se da un caso muy curioso: We Cry Together, uno de los tracks más inventivos e inteligentes y cimientos fundamentales del discurso de la obra, convirtiéndose en sencillo de masas, primero por aclamación popular y luego oficial.

Pero como tal, también es un caso histórico, porque de estar en el lugar #16 en la lista de Billboard, descendió 81 puestos, hasta el lugar #97. El descenso se dio del 13 de mayo en que salió el disco, al pasado miércoles primero de junio. Sí, un caso rarísimo.

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Es algo curioso, porque podría pensarse que el tema We Cry Together es en realidad malo, pero eso no es ni por asomo cierto; por el contrario, quizá sea uno de los más inteligentes que ha concebido Lamar y eso no se dice tan fácilmente.

Ciertamente es efectismo puro y de inmediato llamó la atención no sólo de los escuchas, sino de colegas de Lamar, como Eminem, Snoop Dogg, Dr. Dre y muchos otros, que manifestaron su predilección por ese momento; el penúltimo track de la primera parte de la obra.

El tema es un dueto entre la actriz Taylour Paige y Kendrick Lamar, que no es más que una discusión actuada perfectamente entre Paige y Lamar. Una pareja rompiendo su relación, durante más de cinco minutos ante nuestros oídos. Pero es donde los fraseos de una discusión representada con gran realismo (recuerda incluso el memorable enfrentamiento entre Charlie (Donald Driver) y Nicole (Scarlett Johanson) en Marriage Story, Historia de un Matrimonio, 2019) en donde las palabras “reales” se transforman en hip-hop, en formas insospechadas.

Incluso emerge algo que puede interpretarse como un coro, cuando tanto Lamar como Taylour, después de su retahíla de frases hirientes, concluyen que toda argumentación posible ahora se resume a un sencillo: “fuck you!”, cortante y sonante, con un dramático piano encarcelado en una sola secuencia, mientras la escena cotidiana de violencia conyugal se desenvuelve y se transforma en absolutamente todo lo que está mal, no sólo en las relaciones de pareja, sino en el mundo, en los mass media, en la geopolítica mundial y… en Kendrick mismo.

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Porque por momentos puede escucharse en el fondo el sonido del percutor de un arma, y las distorsiones que acompañan cada nuevo estallido de la parejita en su competencia por hundir en invectivas al otro, con comentarios que recrudecen no sólo en la violencia que emplean, sino en la profundidad e inteligencia de cada uno de los sujetos; que hablan de cuestiones de género, de valores y de falencias en un auténtico diván y desahogo psiquiátrico ante nuestros oídos.

Y es espectacular y coherente, en que nadie es una víctima y todos “tienen razón” de vociferar a la cara del otro (¿metáfora de Twitter?), en este auténtico clímax a la primera parte de Mr. Morale & The Big Steppers. Como vida real transformándose en hip-hop, en formas no sólo punzantes e inteligentes, llenas de creatividad en que la expresión oral es llevada a un arte magistral, sino que también es divertida a morir (¡en serio!) y es sumamente subversiva.

Tan sólo desde que Kendrick, por cultura del hip-hop y en apoyo a la mística de la obra, por propia idea artística, le dice bitch (perra) a toda mujer que se le pare enfrente y Taylour le contesta nigger, que son palabras proscritas de cualquier conversación “civilizada” en los medios de comunicación en la actualidad.  Aquí esa hipocresía es arrojada por la borda en forma tan espeluznantemente ingeniosa que uno no puede más que sonreír.

Pero la misma pieza, o tal vez performance, suelta un par de misiles que sorprenden por su agudeza, como cuando Taylour le revira: “Egoísta, narcisista, amas tus propias mentiras (bro)/ Tú eres la razón por la que mujeres fuertes se joden/ Por qué dicen que es un mundo de hombres/ Eres la razón de Trump (¿estás llorando, bro?). Y luego un poco más adelante: Eres la razón por la que las perras comienzan a coger con perras cuando cambian/ Eres la razón por la que las perras llaman a todos perras; porque todos ustedes son unos inútiles. Un argumento que termina siendo una de las ideas centrales tras de Mr. Morale…

Y el track finaliza de una forma, aunque no se crea, esperanzadora, porque en algún momento, la música se suaviza, con el piano invocando una extraña ternura y el fuck you constante entre ambos se transforma incluso a cuando le dices groserías (acordadas) a tu pareja en la cama para hacer el sexo más interesante. Se ha anunciado que el atípico sencillo tendrá próximamente un video, que seguramente será muy censurado para aparecer en medios, razón por la que tracks tan trascendentes como este no deberían convertirse en sencillos jamás.

La relación con Kendrick

Pero la razón por la que We Cry Together es importante en toda la obra, es una que Kendrick maneja con una maestría que insto al lector y escucha a experimentarla por sí mismo. Es porque el track es un estallido que resume todas las sensaciones que Lamar va desperdigando en nuestro ánimo desde el comienzo de Mr. Morale… y que le da pie y justificación total al segundo disco, o segunda parte.

Desde que nos cuenta que él “se aflige diferente”, en United In Grief, Kendrick Lamar nos introduce no sólo al mundo pos pandemia de trauma, producto de los confinamientos (que él vivió en su mansión y rodeado de lujos que la gran mayoría sólo puede soñar) o cuando nos relata otra vez la vida durante la pandemia en la brillante N95, pero donde abandona todo rasgo de humanidad y termina volviendo a su faceta mesiánica, a entronizarse y a ponerse en el centro del mundo, su forma de huir y de ocultarse de lo que en realidad lo atormenta.

O World Steppers, donde sencillamente nos hace el recuento de algunas de las chicas blancas que “se ha cogido”; una idea que no es misoginia nada más porque sí; sino que refuerza la idea de sus problemas de complejo paterno y su objetificación nociva de la mujer como una constante.

Y todo esto es presentado como una suerte de obra teatral (o de Broadway, por momentos), en que la música inventiva y el texto -que lleva a un nivel expresivo único al hip-hop- nos va contando el relato. Como en Die Hard, donde Kendrick Lamar canta (sí, él canta el coro): “Espero que no sea demasiado tarde para enfrentar mis demonios/ Sé que te hice esperar”, algo que parece confesión tanto dentro de la historia del álbum, como para el fan de Kendrick.

Es decir, el resumen, es que ese maverick (disidente, audaz) del hip-hop se va revelando ante su escucha como un tipo con problemas psicológicos muy serios. De hecho, es algo que aprehenderemos al final del disco, cuando recordemos que el mismo álbum comienza con la voz de su esposa animando a Kendrick a confesarse, antes de que el hombre haga lo que siempre ha hecho y utilice sus metáforas punzantes, sexuales e irreverentes, para ocultar sus daddy issues, bajo su estampa de macho mujeriego y dominante; ideas que también son la temática de ese hermoso tema titulado Father Time, con los coros de Sampha recorriendo la melodía y dando espacio para respirar a las cuerdas.

Y es exactamente lo que le estalla Taylour en la cara a Kendrick en We Cry Together. Síntesis de todo lo que Kendrick Lamar le hace a las mujeres de su vida.

Como decía la hoy difunta y también rapera de Sudáfrica, Busi Mhlongo: “Hombres rotos por dentro, destruyen mujeres, culturas, países y todo lo que les rodea”.

De cómo el estilo de vida, la lengua viperina y punzante, ese semblante de rapero callado y taciturno en la vida real, son producto de un hecho que será puntualmente relatado en la segunda parte de la obra.

Cuando finaliza We Cry Together, Kendrick Lamar parece no querer que un ánimo sombrío nos invada y sus compinches Summer Walker y el gran Ghostface Killah pasan al frente para entregarnos Purple Hearts, tema midtempo en que el coro nos dice todo en una frase: “Cállate la jodida boca cuando escuches que el amor llama”. Quizá en respuesta a la tóxica parejita que casi se autodestruye ante nuestros oídos en We Cry Together. Una idea inteligente: callarse y dejarse conducir mansamente a la segunda parte de la obra.

 

Finaliza este recorrido por Mr. Morale & The Big Steppers la próxima semana, sólo por el Diario Digital Trasfondo.

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