En The Future Embrace (Reprise, 2005), el primer álbum como solista de Billy Corgan (Chicago, 1967) tras liderar la agrupación The Smashing Pumpkins por doce años, el artista canta, toca la guitarra, programa la batería, los sintetizadores, produce y mezcla junto con Bon Harris, artífice de la banda de tecno industrial Nitzer Ebb, un puñado de canciones en que sustituye las filosas guitarras efectistas de los Pumpkins por sintetizadores y efectos atmosféricos, mostrando su afinidad por actos como The Cure y Depeche Mode en el proceso.
Es notable que Corgan creyó que desaparecer de su música el sello Pumpkiano por excelencia, las guitarras “sucias”, obraría el milagro de orientarlo hacía una veta distinta a la de su exbanda, un craso autoengaño.
“Corgan siempre ha tenido ese tortuoso estilo de escritor que es suficientemente poético como para ser aceptable y suficientemente angustioso como para ser considerado desechable en su particular y fea personalidad de adolescente”, sentenciaba enfático Daniel Rivera en su reseña para Pop Matters, sobre esa primera aventura solista.
Es curioso que mientras se presentaba el disco ante el público, en junio de 2005, en un periódico de Chicago aparecía un anuncio pagado en el que el músico, entonces de 38 años, rogaba a sus excompañeros, a los que él mismo insultó, desbandó y despreció, la reunión de Smashing Pumpkins. Así, mataba su propio proyecto como solista, como si ni él creyera en él.
En su momento, las reviews señalaron que ese “aborto” era otro disco de un adulto contemporáneo con síndrome de Peter Pan, incapaz de dejar atrás sus letras de angustia puberta, clamando por una obra tan personal que parecería imposible que interesara más que al gran ego de Billy y a sus fanáticos más irredentos.
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El track Now (And Then) puede muy bien sintetizar la obra tanto para bien como para mal, con sus efectos de sintetizador, su tono melancólico y otra de esas declamaciones angustiosas de Billy, al estilo de las escuchadas en el recordado disco de los Pumpkins, Adore (1998), en el enésimo relato de adolescencia trágica que parece sacada de una película de Larry Clark.
“Esta es una historia terrible y dañada que nunca me ocurrió a mí. Es un cuento triste que trata sobre estar dispuesto a ser herido y consumido por alguien”, explicó Corgan sobre la canción, en donde pulula hacia el final una filosa guitarra eléctrica procesada al mejor estilo de los Pumpkins.
Bobinas de cable alrededor de mi cuello / lo que sea está bien / parece insano para mí / no puedo escapar al árbol familiar.
Canta Corgan con la congoja en su extraña voz y su apariencia ya icónica de Fester Addams, con los efectos atmosféricos de shoegaze (género basado en las reverberaciones y saturaciones sónicas que bien define todo lo que intenta en el álbum), que acompañan la marcha fúnebre en un compás que invita a detenerse en cada retruécano sónico a que conduce la voz de Corgan, recordando en su dramatismo el Disarm de los Pumpkins.
Es emblemático que la actitud de adolescente incomprendido y contra el sistema que puso en boga Corgan pudo haber ayudado a reforzar esa idea en el movimiento Emo, con miles de, hoy adultos, confesos de haber gustado de la banda en la pubertad, cuando los Smashing eran relevantes, aunque ahora parecen sólo un placer culpable de esos años mozos.
Pero si Corgan muestra que como solista está añorante de los viejos tiempos en que era un exótico rockstar, la paradoja es que él era en gran medida esa banda, utilizando al resto de los integrantes como meros actores secundarios de su ‘pomposa’ obra principal.
“Pateas cualquier bar en Chicago y salen diez tipos más creativos que ese (Corgan)”, me dijo una vez un talentoso amigo músico sobre Billy, afirmación que parece muy cierta y a la vez también es tremendamente injusta, pues Corgan, es un hecho, marcó con su música la adolescencia de muchos, incluyendo la de quien esto escribe.

Por ello, Now (And Then), situada a la mitad del álbum, es quizá la más fiel muestra del estilo de Smashing Pumpkins en su disco, ya que la historia de la banda es la misma de Billy: un ególatra capaz de hacer todo por sí mismo; que compuso él sólo, prescindiendo de sus compañeros y desesperado por su “incompetencia”, su álbum más aclamado, Siamese Dream (1993).
La historia de Corgan es la del Rey Sol, “la banda soy yo”, a pesar del más que evidente talento de Billy Chamberlain (batería), D’Arcy Wretzky (bajo) y James Iha (guitarra). Su ego es el que marcó los derroteros creativos de la banda, para bien y para mal, amén del arrepentimiento que los volvió a reunir ese mismo 2005.
¿Condescendencia y una arrogancia que invita al desprecio de los críticos? Bueno, sí, pero también un controversial creador que marcó a toda una generación con sus obsesiones, aunque algunos no quieran admitirlo por no darle gusto a Billy.