Perder la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México en 2024 sería un duro golpe para la 4T y es algo que parece estar muy al alcance de la oposición al oficialismo. Entre telones, se menciona que lo que distanció al presidente Andrés Manuel López Obrador del senador Ricardo Monreal, fue la operación de este para que la coalición opositora Va por México pudiera obtener nueve alcaldías en 2021.
Ese año, en una elección en que la aplanadora morenista mostró su influencia en todo el país al obtener 11 gubernaturas, perdió el control de 4 alcaldías, incluyendo Cuauhtémoc, sede del poder Ejecutivo, que quedó en manos de la polémica Sandra Cuevas. El resultado dejó dividida la capital del país: ocho alcaldías para Va por México, una para el PAN, y siete para la coalición Morena-PT (Partido del Trabajo).
La capital, vista durante décadas como el centro progresista por excelencia, quedó dividida:
Azcapotzalco, Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo, Benito Juárez, Cuajimalpa, Álvaro Obregón, Magdalena Contreras, Coyoacán y Tlalpan, para los opositores; mientras que Gustavo A. Madero, Venustiano Carranza, Iztacalco, Iztapalapa, Tláhuac, Xochimilco y Milpa Alta, para el partido gobernante y aliados.
Desde el discurso, la oposición incluso manejó que la ciudad había quedado dividida entre “los que pagan impuestos (las alcaldías en su poder) y los que viven de los impuestos y de las dádivas del gobierno”. Es una división poblacional entre ricos y pobres que se ha venido intensificando. Previo a las elecciones de 2021, Morena gobernaba 11 alcaldías y han ido perdiendo su influencia.
Los escándalos del gobierno de Miguel Ángel Mancera (curiosamente hoy senador de la oposición), el descrédito de la Línea 12 del Metro, incluyendo la tragedia del 4 de mayo de 2021, en que colapsó uno de los tramos entre las estaciones Tezonco y Olivos y dejó 26 personas fallecidas y 98 heridos, y una propaganda de que el presente gobierno de Sheinbaum ha sido inefectivo, ha sumado al desprestigio.
En todo lo que va de su sexenio, López Obrador se ha quejado que las estaciones de radio de la capital, en su gran mayoría, se han dedicado a atacar a su gobierno. “En la radio sí no tenemos esperanza, todo es en contra”, ha señalado múltiples veces el mandatario. Al final, quien analice puede deducir que la estrategia de la derecha es recuperar el control de la capital a como dé lugar.
Repudio al obradorismo
En 2021 se evidenció algo cuando menos incómodo para el Gobierno: personajes controversiales, marcados por la corrupción o por sus abiertas ideologías de ultraderecha, pueden obtener aclamación popular en ciertos estratos sociales de la Ciudad de México. Margarita Zavala, esposa del expresidente Felipe Calderón, ganó una diputación por la alcaldía Miguel Hidalgo, con un contundente 60 %.
Mientras Gabriel Quadri, político conocido por sus declaraciones racistas y clasistas y su conservadurismo porfirista, derrotó por una diputación en Coyoacán, a un adalid de la izquierda como Pablo Gómez. El diagnóstico es inquietante: muestra que en ciertas alcaldías el repudio a Morena es tal, que los electores, quizá impulsados por la desinformación, aceptan cualquier opción fuera de Morena.
Las elecciones de 2021 fueron claras en expresar un disgusto de las clases medias capitalinas. Clases sociales que son capaces de organizarse para salir a votar y que, en opinión de diversos especialistas, el presidente Obrador no ha hecho más que alienar con sus declaraciones de que esas son “aspiracionistas”. El costo de esos desplantes parece más que visible en la Ciudad de México.
En alcaldías como Benito Juárez, Miguel Hidalgo y Coyoacán, en donde se ha ido descubriendo el esquema de corrupción denominado Cartel Inmobiliario, tales hechos no ocasionan que la preferencia electoral por la oposición panista descienda: al contrario, en esas entidades prefieren cualquier cosa a Morena, incluso a personajes con ideologías retrógradas.
Tal vez, esa es la razón por la que la manifestación multitudinaria en Defensa al INE, que fue utilizada por la coalición de partidos -unida por el magnate Claudio X. González y la patronal mexicana, para rearticular a la oposición-, puede resultar preocupante para la 4T. Aunque esa movilización se dio en torno a falsos conceptos y manipulación mediática, mostró el real desprecio a un proyecto político.
¿El regalo de Monreal?
Existe un desprecio muy marcado por el obradorismo, en el importantísimo centro de la República, el lugar en que la misma izquierda comenzó su lento ascenso por las estructuras políticas durante décadas. La importancia del manejo de las maquinarias, sectores, tribus y conocimiento de los sistemas locales, es un elemento importante que domina Ricardo Monreal, exalcalde de Cuauhtémoc, ya señalado como el gran traidor de la 4T.
De hecho, ante una impopularidad que lo hace inviable como candidato presidencial de la coalición opositora en 2024, la candidatura a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México es una alternativa sólida para el político zacatecano. Negociar su postulación a ese cargo, que suele ser un escalón para buscar la de presidente en un hipotético 2030, parece ser su estrategia.
Y todo apunta a la batalla por 2023, en las gubernaturas de Estado de México y Coahuila, porque la primera es la entidad con el mayor padrón electoral del país y es parte de la importante megalópoli (Ciudad de México, Edomex, Hidalgo, Puebla, Morelos, Querétaro y Tlaxcala), que ha definido el centro ideológico del país por décadas. Una victoria de la oposición en Edomex se reflejaría en la Ciudad de México en 2024.
Por su capacidad para operar los entresijos de la ciudad y su rumorada colocación de alfiles en alcaldías clave (como Sandra Cuevas en Cuauhtémoc), Monreal puede ser un activo determinante para la coalición de opositores y la incorporación de Movimiento Ciudadano (MC). Se vio en 2021, con su promoción del hoy extinto partido Fuerza por México, artilugio para decimar el voto de Morena en la capital.
La derecha opositora ha decidido fomentar la división entre ricos y pobres que, en la manipulación de esa misma facción, ha realizado López Obrador desde 2018. El llamado discurso de la “polarización” es un hecho contundente en la Ciudad de México, que ahora es el laboratorio socio-cultural de las fuerzas políticas adversarias al proceso de Transformación de Andrés Manuel López Obrador.
Panistas van por la capital
Luego de la marcha de Defensa al INE el 13 de noviembre y ante la demostración de la articulación de la maquinaria en las 9 alcaldías que retiene la oposición, Manuel Clouthier, hermano de la exsecretaria de Economía Tatiana Clouthier, tuiteó que, tras esa demostración ciudadana, el oficialismo perdería el control de la capital en 2024. Datos duros apuntan a que tiene un gran argumento.
La también senadora del PAN, Kenia López Rabadán, quien ha manifestado su intención de participar en la elección del candidato de su partido a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, se ha visto activa en sus redes, centrando cada vez más su discurso electoral en recuperar la influencia de la capital de México: “Cuando gobernemos la ciudad, nunca serán obligados a marchar”, expresaba.
Otra aspirante al cargo, la también senadora de Acción Nacional, Xóchitl Gálvez, ha sido incluso más agresiva con su estrategia en anuncios pagados de la red Youtube, con una campaña en contra de la administración de Claudia Sheinbaum, un clip en el que se sube y pega propaganda de ella, para demostrar que los carteles de la marcha del 27 de noviembre de AMLO, sí los dejan pegados.
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En estos momentos, el bastión del PAN es la Ciudad de México. Al cierre de esta edición, negociaban la suma de MC a la coalición partidista e incluso hay fuertes rumores de una posible postulación del expresidente Felipe Calderón a la Jefatura de Gobierno en 2024. Entretanto, el PAN planea presentar a sus candidatos próximamente, utilizando el capital político de la polarizada Ciudad de México.