La virtud más grande del humano es su inteligencia. De ella emana todo, inclusive las habilidades motrices y, aunque se carezca de éstas, la inteligencia predominante estimula a la producción intelectual y científica relevante.
AMLO es muy inteligente. Su inteligencia no deja de sorprender. Ni miles de miembros VIP del conservadurismo, y sus millones de seguidores, pueden con él; no han logrado siquiera dañar ligeramente a la Cuarta Transformación, ni podrán en muchos años… Y queramos o no, debemos acostumbrarnos a la idea. «Este tren ya nadie lo para», como se ha aludido a estos asuntos.
Uno escucha a los «manifestantes» en las marchas de fifís conservadores y sus lameculos, y no es posible encontrar ni un solo miligramo de inteligencia, ni juntando la de todos. Y es vergonzoso que hayan sido ellos, ese grupo pequeño, ambicioso, petulante, mañoso, engreído y discriminador, quienes dominaron y sometieron al país y la política nacional entreguista, corrupta y traidora por décadas. Eso da más vergüenza que la pena ajena que provocan.
Más cartones de Benmorin: Tuberías millonarias
Se nota que la mayoría de los conservadores no han leído siquiera un libro completo en toda su vida. No saben de nada; son, además de inteligencia paupérrima, neófitos. Le llaman electrónica a la electricidad, afirman que el tren maya cambiará el color del mar, hablan de asuntos y temas que ignoran por completo, creen cualquier cosa que leen sin profundizar, esclavos del engaño y la manipulación, víctimas del capitalismo neoliberal y el guarache y la chancla de marca, de la rosa de Guadalupe.
Sí, provocan pena ajena, pero también avergüenza que hayan sido estos escasos de mente y cultura, la clase dominante que secuestró nuestro bienestar y robó nuestro dinero por tantos años porque, entonces, pareciera que los idiotas éramos nosotros… Por fortuna, después de tanto luchar e insistir, logró colarse al poder un verdadero representante del Pueblo, que sí representa y enarbola la inteligencia colectiva predominante de la Nación.
Catedrático de la Universalidad de Oajacalifornia